III

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¿Por qué a veces me siento estúpida? ¿Por qué me siento como si fuera la culpable de todo? ¿Es debido a qué pienso las cosas demasiado y me echo la culpa por no encontrar otra explicación? ¿O es verdaderamente mi culpa?

Hoy es uno de los tantos días los cuales no estoy bien conmigo misma, esos que te sientes que el problema eres tú, que no sirves para nada, que eres completamente un desastre.

Mente.

Jodida mente.

Es mi peor enemiga.

Solo quiero dejar de pensar, dejar de lastimarme a mí misma porque es lo único que hago constantemente.

<<Mantén la mente en blanco>>

Me digo una y otra vez. No quiero recaer. No quiero perder el control sobre mí. No quiero que la ansiedad se apodere de mí.

<<Basta Malory. Termina de vestirte y vete a la universidad. Llegarás tarde>>

Me tranquilizo. Me visto con un pantalón vaquero y un top blanco junto con mis zapatillas deportivas, cojo mis cosas necesarias y salgo de casa hacia la parada del bus. Aún no me encuentro del todo bien, pero puedo sobrellevarlo. Mi mente intenta estar en blanco, no pensar en nada que pueda dañarme. Se mantiene así todo el tiempo hasta que llego a mi destino. Ian tampoco ha cogido el bus hoy.

Una vibración en el bolsillo de mi pantalón suena.

Llegaré en el próximo bus.

Ese mensaje hace que sienta un gran alivio. Si tengo que pasar otro día sola sin su presencia y justo hoy que más lo necesito... no sé qué iba a ser de mí.

Después de 15 minutos sentada de nuevo en el aula con mis auriculares le veo entrar y una pequeña sonrisa se marca en mi rostro.

-¿Qué pasa? ¿Me echaste de menos ayer?  –chocamos nuestros puños a modo de saludo. Siempre nos saludamos así.

-Mucho.

-No puedes estar sin mí, eh -una sonrisa pícara sale de su boca.

-Bueno tampoco te creas que eres tan importante.

Mentira. Sí lo es.

-Sé que lo soy asique no lo niegues.

Observo su rostro y a la vez los dos sonreímos.

-¿Qué toca ahora? –me pregunta.

-¿Enserio no te sabes aún el horario? Llevas dos meses viniendo Ian.

-No sé ni lo que hice ayer, me voy acordar del horario.

-Lo que sea que te estés tomando déjalo. Te está afectando.

-Tonta.

-Idiota.

Enseguida un portazo se oye en mitad de la clase. Es el profesor y todos nos disponemos atender.

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Nueve de la noche delante de la computadora sin parar toda la tarde por un maldito trabajo. Demasiado largo y tengo la impresión de que no voy a poder terminarlo hoy. Solo me queda un día más para entregarlo asique tendré que ponerme mañana también para acabarlo. Todo hubiese sido más fácil si la profesora nos hubiese dejado hacerlo por parejas. Sería más ameno y más entretenido que estar aquí sola aburrida buscando información que no logro encontrar.

Creo que voy a tomar un descanso para cenar y así poder despejarme un rato mientras veo una de mis series favoritas en Netflix.

Antes de quitarme de la pantalla del ordenador una tentación en mí me invade. Me voy hacia el buscador de Google y escribo con mis dedos en el teclado lo que deseo buscar. No debería hacerlo, pero casi siempre tengo esa incitación en mi interior que me dice que lo haga. Tecleo esa página que hacía tiempo que no podía. Era incapaz porque era la página social donde nos conocimos.

No es algo típico ni la mejor manera de conocer a una persona, pero me pasó. Puede ser un disparate, pero así es cómo lo conocí, en una página de Anime.

Sí, habéis leído bien.

Yo solo trataba de buscar el orden para ver una serie que me había llamado la atención. Escribí un comentario y a las horas recibí una notificación de que alguien me había respondido.

Él.

Ni si quiera se su nombre real. Ya lo sé es ridículo que no sepa ni su nombre ni cómo es físicamente porque no nos hemos visto nunca. También podéis pensar que es una locura hablar con una persona desconocida, pero lo hice. Nos mandábamos mensajes durante tres meses hasta que todo se fue al garete. Y ahora no puedo olvidarlo.

Es ilógico.

Me contaba tantas cosas de él, sus gustos, su comida favorita, su amor por los gatos. Sí, le encantaban esos animales. Su grupo de música favorita. Todo me contó todo sobre él al igual que yo hacía lo mismo. Había conexión entre nosotros. Demasiada. Incluso veíamos a la vez una de nuestras series favoritas en la misma página.

Teardrops.

Ese era el Nick de su perfil. Puede que ya no use el mismo nombre, que se lo haya cambiado porque por mucho que lo busque no me aparece ninguno con ese resultado. Bueno en verdad probablemente me haya bloqueado. Las conversaciones están borradas. Nuestro historial ya no existe. Ni grupos en común ni nada. No hay nada entre nosotros. Cero.

Es como si nunca nos hubiésemos conocido.

Cuando rompimos nuestro contacto yo borré todo, dejé de conectarme aquí porque no podía. En ese momento no lo pensé, estaba mal e hice cosas estúpidas como darle a la opción de eliminar. Me preguntó si estaba segura y le di a aceptar. Tonta de mí.

En fin, ya no puedo volver al pasado.

Reviso unos segundos mi cuenta y como me esperaba no encontrarme nada cierro todas las pestañas del ordenador dando por finalizado el día de hoy.

Preparo la cena.

Veo mi serie de Netflix.

Y me acuesto pensando en que mañana será un mejor día.

Aun sigo pensando en tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora