୨⠀𝖺𝖽𝖽𝗋𝖾𝗌𝗌⠀.

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Suguru se maldijo una vez más cuando dobló mal en una esquina, ya era como la tercera vez que se equivocaba en ello, pues como todo chico del campo, se perdía fácilmente en una ciudad tan grande, llena de gente, y obviamente de vehículos, que le t...

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Suguru se maldijo una vez más cuando dobló mal en una esquina, ya era como la tercera vez que se equivocaba en ello, pues como todo chico del campo, se perdía fácilmente en una ciudad tan grande, llena de gente, y obviamente de vehículos, que le tocaban bocina al pasar por su lado, o le gritaban insultos por manejar mal, pero su mayor miedo era cuando un autobús pasaba al lado suyo, su manubrio y él temblaban por eso.

En las sendas peatonales ya unos habían tocado su bicicleta, por lo que debía frenar más allá de éstas, todo esos problemas para entregar aquél estúpido pedido en ese barrio de mierda. Resopló y se echó a andar una vez más, ya estaba por llegar y se sentía tan cansado como si hubiese hecho una jornada de ocho horas.

Una vez en la puerta de aquella deteriorada casa, deslizó en la aplicación donde decía ya estoy en el domicilio, enviándole un mensaje por interno a la persona que debía entregárselo, quien se llamaba Gojo Satoru.

La única preocupación de Geto era que aquél hombre le dejase propina, no pedía nada más que eso.

Satoru salió corriendo de su habitación, tomando con rapidez el dinero que había dejado listo en la mesa para cuando el repartidor llegara, y era el momento, se sentía tan nervioso, ya que nunca había pasado aquello, tan solo quiso probar suerte una vez más a ver si alguien podía llevarle su comida, porque ese día se sentía mal de la cabeza y no quería ni moverse de su casa.

Abrió la puerta, el sol ese día estaba fuerte, ardía, como el chico que tenía en frente suyo.

── ¿Gojo? ── preguntó el azabache, poniendo aún más nervioso al albino.

── Presente... ── habló bajito y se dio cuenta de la estupidez que acababa de decir, el contrario alzó una ceja ── Sí, soy yo.

── Aquí está tu pedido, perdón la demora, me perdí en unas calles. ── se disculpó sacando la bolsa de papel madera de la mochila, extendiendo el tan apetitoso y exquisito menú que Satoru comería.

── No pasa nada, es entendible porque nunca nadie viene por aquí. ── tomó la bolsa en sus manos y la abrazó contra su pecho, olisqueando el aroma a papas fritas que desprendía ── Toma, te he dejado buena propina por venir hasta este lugar, te recomiendo que vayas rápido antes de que pase algo. ── advirtió subiéndose sus lentes.

── Muchas gracias, nos vemos. ── subió a su bicicleta, poniéndose su casco y saludándolo con su mano, Gojo lo vio alejarse, prestando atención a que casi choca a un niño que cruzaba la calle, pero solamente suspiró, sus labios se curvaron en una pequeña sonrisa y entró a su hogar.

Su cabeza divagaba en Suguru, sabía su nombre por la aplicación que le brindaba unos datos de la persona que le llevaría su pedido, se veía bastante joven, bien podría ser un alumno suyo. Bueno, quizás no tan joven, por temas legales.

Igual se estaba haciendo ilusiones sin sentido, era un chico lindo que le había entregado un pedido y que quizás nunca más vería en su vida, más que nada por donde vivía, que había un allanamiento cada diez horas.

rappi ★ 𝘀𝘂𝗴𝘂𝘀𝗮𝘁𝗼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora