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En una habitación tenuemente iluminada solo por las pantallas conectadas a un motor de computadora, una eriza rosada miraba con atención a todas cambiando de pantalla cada pocos segundos, sus ojos pasaron rápidamente de una que desprendía un tenue tono celeste a la de su costado que brillaba en rojo sangre.
Se tomo uno poco más de tiempo, entrecerrando sus ojos esmeralda al notar movimiento en la zona.
Sin apartar los ojos de la pantalla su mano que reposaba tranquilamente serca del teclado se acerco a un pequeño dispositivo que parecía un teléfono de cable antíguo. Pero al presionar un botón específico una pequeña bolita se encendió en rojo y luego en morado, luego una voz femenina se escuchó salir por el altavoz.
─Rose, que llamada tan inesperada en mi descanso.─ Era una voz fría, se escuchaba su molestia al ser interrumpida y no era nada nuevo.
─Hay alguien en la ala sur, justo en el pasillo que conecta la sala de entrenamiento con las habitaciones.─ La rosada habla calmada, muy indiferente a la molestia de la persona al otro lado de la línea.
La voz femenina tararea ante la información, no se podría saber si de curiosidad o emoción ante un intruso en su nave.
─Estoy de camino, llámame de inmediato si esa persona intenta algo.─ Puede escuchar como la otra persona agita de forma sutil su taza, conociéndola posiblemente café.
─Si, como usted ordene capitana.─ Esas palabras son firmes y salen de forma fluida, como un robot que ha repetido el mismo saludo simple pero confiado.
La llamada se corta, un pitido corto le indica la desconexión de la línea contraria.
Amy entrelaza sus manos y apoya sus codos sobre la mesa, reposando su barbilla contra sus nudillos unidos mientras no despegaba los ojos de la pantalla que brillaba en rojo. Algo estaba mal.
El intruso no se había movido de su lugar actual, no venía armado ni cubierto para esconder su identidad como normalmente hacen los mercenarios o rebeldes. Cuando estás por atacar lo esencial es haber investigado el lugar y sus personas, un paso en falso y terminarías con esposas de electro shock.
La eriza detrás de las pantallas miro al zorro de la cámara con algo de compasión, parecía confundido y perdido mirando la ventana de cristal rojo que decoraba el pasillo, ni siquiera parecía una amenaza- ㅤ
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