00

232 13 7
                                    

¿Por qué me habré separado de él? Ahora no puedo dejar de pensar en que algo malo podría sucederle.

Mantenía mis sentidos alerta, en especial el auditivo, esperando al acecho de cualquier monstruo con el fin de recolectar piedras mágicas.

Un fuerte estruendo se escuchó, algo se acercaba desde el piso siguiente, concretamente el diecisiete. Adopté una postura defensiva, tomando mi arma, lista para atacar.

Un minotauro no tardó en aparecer al final del túnel, embistiendo contra todo y corriendo en mi dirección. Justo cuando estaba a punto de cortarlo por la mitad, el monstruo ardió en llamas frente a mí. Era un calor inusualmente abrasador. A pesar de encontrarse a una distancia prudente, sentía las llamas golpear mi piel.

El cristal mágico cayó al suelo y yo seguía sin mover ni un músculo, expectante por lo que acababa de suceder en tan poco tiempo.

—¡Oye, tú!

Un chico de aspecto rudo se acercaba a paso pesado. Aprecié sus orejas y cola grises, eres un hombre lobo que, cuando acortó la distancia, me fulminaba con la mirada.

Arrastré la capucha por mi cabeza y tapé mi cuerpo con la capa, evitando que fuera capaz de identificarme.

—¡Sal de aquí!

—¿Qué está pasando?

—Qué fastidio—se cruzó de brazos, gruñendo—. Un grupo de minotauros ha escapado del decimoséptimo piso, ahora muévete.

—¿Y van pisos abajo?—comencé a retroceder—. Mierda.

Salí corriendo en dirección contraria, debía alcanzar a Bell lo antes posible, antes de que se cruzara con un grupo de minotauros. A quién quiero engañar, él no sería capaz ni con uno de ellos con la poca experiencia que tenía.

—¿Por qué me sigues?

—¿Realmente creés que me interesa alguien que se esconde detrás de una ropa desgastada como la tuya?—chistó la lengua—. Seguro que solo eres un aventurero novato que ha tenido suerte.

El rugido de un segundo minotauro captó nuestra atención. Nos detuvimos en seco al ver que no estaba solo y el camino estaba obstruido.

—No tengo tiempo para esto—tomé nuevamente mi arma.

—Aparta, deja esto a los de nivel superior.

—Te aseguro que el que debería apartarse eres tú.

—¿Cómo dices?

Extendí mi lanza hacia el frente, apuntando a los tres monstruos que nos impedían el paso. Cargué el arma con mi magia y lancé un rayo a través de la punta de mi arma lo suficientemente fuerte como para derribarlos.

—¡Vamos!

Corrí niveles abajo, agachando mi cuerpo en un movimiento rápido y tomando los cristales mágicos sin detenerme. La preocupación me estaba matando y me angustiaba la idea de que Bell se encontrara desprotegido.

—¿Y tú quién demonios eres?

Estábamos cerca, habíamos bajado diez pisos en poco tiempo, y el hombre lobo colaboró para deshacernos de todos los minotauros que se interponían en el camino.

Le preguntaría por qué me seguía el paso aún, pero tenía la cabeza en otro lado.

Finalmente llegamos al quinto piso, me detenía en cada rincón, buscando desesperadamente a mi hermano.

—¡Bell!

Miré la escena con terror. Una chica desconocida con la espada desenvainada y mi hermano cubierto de sangre de minotauro.
Me avalancé sobre mi hermano, envolviéndole en un fuerte abrazo que liberó toda mi preocupación.

[] LOS MÁS FUERTES || BETE LOGA X LECTORA []Donde viven las historias. Descúbrelo ahora