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—Gracias por acompañarme.

—Si no lo hacía esas tres me hubieran estado molestando toda la noche por dejarte ir sola por la ciudad—bufó—. Ni que tuvieras problema con eso.

Después de la reunión Loki me invitó a pasar el día en la Mansión Crepúsculo, mostrándome sus instalaciones y permitiéndome disfrutar de ella. Aproveché la oportunidad y entrené con mi nuevo equipo, hasta que se hizo demasiado tarde sin darme cuenta.

Mi diosa estaría triste y preocupada en casa.

Las amazonas y Loki insistieron a Bete para acompañarme a casa.

—Si es una molestia para tí puedes dejarme aquí. Espera un rato y regresa, di que me has dejado en casa y sin problema—propuse.

Me sostuvo la mirada unos segundos antes de cerrar los ojos y chistar la lengua.

—Ya no importa, solo avanza.

—Bueno, pensé que sería fastidioso para ti.

—Mejor cierra la boca, me irritas.

—Entonces márchate—fruncí el ceño molesta.

Suspiró con irritación y volví a darle una mala mirada.

—Todavía me debes una.

—Te equivocas—me detuve girando sobre mis talones para quedar frente a frente—. Asume las consecuencias de tus actos. Eso es lo que ocurre por insultar de esa manera a mi hermano.

—Ja, el tomate—levantó el mentón con superioridad—. ¿Quién no se reiría de alguien tan débil?

—¿Debo repitir lo que dije en la taberna?—me acerqué amenazante.

—No sabes cuánto me gustaría—acortó la distancia todavía más, frunciendo el ceño con una expresión enfurecida.

—¿_______?

Ambos giraron sus cabezas bruscamente hacia la voz que interrumpió el momento de enfrentamiento.

—Ah—la femenina se apartó del chico para dirigirse a la de cabello rubio—. Buenas noches, Ais.

—¿Qué haces por aquí a estas horas?—preguntó molesto el hombre lobo dirigiéndose a la rubia.

—¿Y a tí qué te importa?—contestó la de familia ajena.

—¡La cosa no es contigo!

—Riveria y yo nos encontramos con Bell. Se desmayó y ella me dijo cómo ayudarlo, así que me quedé con él hasta que despertara.

—¿Bell está bien?—preguntó de inmediato la familiar del nombrado.

—Huyó.

—¿Eh?—miró a la chica de arriba a abajo antes de fulminar al hombre lobo con la mirada—. ¿Y tú qué miras, descarado?

—¡Nada!—bramó.

Tomando la chaqueta que traía puesta, se acercó hasta la chica, poniendo esta sobre su pecho para cubrir las roturas en su ropa.

—Bueno, yo me tengo que ir.

—Pero...—iba a apartar la prenda de abrigo cuando fue interrumpida por la femenina.

—No importa, ya volveré por ella—esbozó una cálida sonrisa—. Hasta pronto.

Caminó en dirección a la ciudad, desapareciendo en medio de la oscuridad.

—¿La acompañabas?

—¡Qué más da! Ya no importa—bufó—. Esa maldita mujer... Que haga lo que quiera.

[] LOS MÁS FUERTES || BETE LOGA X LECTORA []Donde viven las historias. Descúbrelo ahora