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Exhaló temblorosamente mientras miraba fijamente el techo de la máquina. El ambiente olía diferente a lo que estaba acostumbrada, tenía un olor característico de tanto limpiarse frecuentemente. Su pierna por más que tratara se movía de arriba a abajo, temblando.
No le gustaba ese espacio tan cerrado, la hacía sentir sofocada. A pesar de que le habían colocado unos audífonos para ponerle música relajante y estuviera relativamente tranquila, aquello no tenía nada de relajante. Tenía mucho frío, la bata de hospital que usaba no le tapaba casi nada, su calor corporal no parecía transmitírsele a la tela.
Masajeó el botón rojo del control que tenía en su mano izquierda, deseando apretarlo. Le dijeron que podía aplanarlo en caso de querer salir. Quería, pero no podía.
Sabía que era importante que se quedara quieta y se dejara sacar radiografías, una TAC, aunque no entendía por qué. No se había sentido diferente en todo lo que llevaba ahí y no es que su interior fuera a darles indicios para ayudarles a resolver el misterio de porqué volvió. Probablemente porque creían que era una enferma mental que no estaba bien y había imaginado todo.
Ellos querían saberlo, pero a ella realmente ya no le importaba.
De repente, la música cesó, y escuchó la voz neutral del doctor hablarle por medio del auricular.
—Ya terminamos, te sacaremos de ahí.
Suspiró, dándose cuenta de lo mucho que había retenido el aliento inconscientemente. La camilla donde estaba acostada comenzó a salir hacia afuera y cuando lo estuvo por completo, se sentó, restregándose los ojos tratando de acostumbrarse a la luz.
—Lo hiciste bien. — el Profesor Oak le sonrió cuando abrió la puerta, teniendo a ambos costados al doctor y a Green, quien la miraba de la misma forma en que siempre lo hacía. — Green, acompáñala para que se cambie.
Asintió con la cabeza. Ambos salieron de la sala y ella se encaminó al baño, cerrando la puerta custodiada por Green. Él tampoco entendía el propósito de aquel pueril intento por despejar dudas una tarde de sábado, sin embargo, esperaba que lo tuviera pronto.
Antes no le importaba, ya que era por un bien mayor, pero ahora ya no le estaba gustando del todo que abusaran y examinaran su cuerpo, como si ella tuviera algo malo. No estaba loca.
