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Pero como nada es color de rosa, la calma en Max dura tan poco como llega el fin de semana y se encuentra cara a cara con el piloto español de Ferrari, al principio la ira que sentía en su cuerpo era meramente porque sabía que el mayor hirió y jugó con su Charlie, pero Max es conocido por ser bastante posesivo y la idea de Carlos estando tan cerca de su pareja y tratándolo a su gusto le produce náuseas y unas ganas extremas de golpearlo por horas. Por lo tanto, el fin de semana sería largo para él y por ende, para su pareja también.

Mónaco, 2024.

Max ingresa al paddock con la seguridad de quien sabe que tiene la victoria asegurada, y es que el comienzo de temporada ha demostrado por completo que el 2024 será un año más que Red Bull dominará, desde Baréin la victoria de Max Verstappen fue predecible, seguido por Ferrari y McLaren como de costumbre.

A su lado camina Leclerc que de vez en cuando le mira y regala pequeñas sonrisas que mantienen al tricampeón del mundo embobado, no puede evitar sentir el estómago dar vueltas cada que el Ferrari le da una mínima muestra de cariño sea en público o en privado, además hoy más que nunca el rojo parece resaltar todas las facciones de su pareja, lo que lo hace incluso más hermoso a la vista.

Aún no hacen su relación pública, pero han hablado de ello cientos de veces hasta llegar a la conclusión de que quieren hacerlo en algún punto, pero aún es muy pronto y es bueno poder disfrutar de su privacidad, además de que añadirle más presión de los medios a su carrera no es el mejor plan.

Disimuladamente sus meñiques se tocan antes de que paren frente al garaje de Red Bull y se despidan como cualquier otra pareja de compañeros/rivales amistosos, pero Max no llega a dar un paso adentro del lugar cuando escucha una voz que le irrita en demasía, se da la vuelta y ve al español saludando a Charles y Andrea entusiasmado, y a pesar de que Max también se da cuenta de la cámara que los está grabando de cerca, siente humo salirle por las orejas cuando ve el brazo de Carlos rodear la cintura de Charles que hace una mueca de incomodidad de inmediato y baja la mirada a sus manos a pesar de seguir con esa sonrisa falsa en su rostro.

Dios, lo que desea Max ir corriendo hacia allí, quitarle la mano a ese estúpido y enseñarle a respetar límites, pero no lo hace, en su lugar, respira profundo y vuelve a observar a su pareja que le devuelve la mirada de inmediato y parece apenado por la situación pues su sonrisa se borra y sus grandes ojos verdes le dan una mirada de angustia, pero Max no permite que se preocupe mucho más y modula un "Está bien" y un "Te amo" con sus labios que le devuelven la felicidad al monegasco, una felicidad real.

...

Cuando la noche cae, Max pasa por el garaje color rojo para buscar ciertos ojos verdes que ya lo esperaban junto a la puerta, Charles de inmediato comienza a caminar a su lado con una sonrisa.

"Lo hiciste muy bien hoy, felicidades." El tener que disimular su cercanía hace que de cierta manera se sientan tensos al lado del otro. Max reconoce con sinceridad el éxito de Charles durante la primera parte de la clasificación.

¡"Gracias! Tú también lo hiciste muy bien, como de costumbre." Charles suena y se ve alegre, su sonrisa se ensancha, sus ojos se abren y su tono de voz aparenta que en cualquier momento empezaría a saltar por todo el paddock por lo entusiasmado.

Max quiere besarlo hasta dejarlo sin aire, pero se contiene y solo sigue caminando, luego quiere abrazarlo y no soltarlo nunca al verlo hacer un puchero cuando debe subirse a un auto diferente y despedirse falsamente de él, pero solo le sonríe y se adentra en su propio auto.

Lo cual es gracioso porque ambos autos llegan juntos al mismo hotel, ambos pilotos se bajan al mismo tiempo y se suben al mismo elevador, revisan el pasillo con cautela e ingresan a la misma habitación. Es gracioso para Max toda la actuación que conlleva mantener su relación oculta, tanto que en cuanto cierran la puerta ambos se carcajean como un par de tontos.

Entonces cuando la calma vuelve a recorrerlos, Max camina desde la puerta hasta Charles en medio de la habitación, toma su cintura con cuidado y se siente satisfecho cuando las manos de Charles se apoyan en su pecho y luego se deslizan hasta entrelazarse detrás de su cuello, los ojos verdes y grandes empiezan a hacerse más pequeños, adormilados, como si su cercanía fuera una forma inmediata de relajación para su pareja.

Max se acerca y roza su nariz con la ajena en un dulce beso de esquimal antes de unir sus labios, un beso lento y lleno de un cariño que no se alcanza a expresar en palabras, cuando se separan, ambos sienten el confort de estar en casa, se miran directo a los ojos y no tienen que intentar descifrar lo que pasa por la mente ajena, pues ambos son un libro abierto para el otro.

"Te amo." Murmuran al unísono, lo que les arrebata otra carcajada melodiosa y los lleva a besarse y abrazarse un rato más hasta que el cansancio de sus cuerpos les pide la comodidad de una cama suave y un sueño reconfortante.

Y aquí entre nos, Max no es el tipo de chico que dice "Te amo" con frecuencia, no fue algo que le inculcara su familia en su crianza, pero ha notado que cuando lo hace el rostro de su novio se ilumina como la estrella más brillante.

No es difícil notar que las palabras tienen un efecto gigante en Charles, y mientras Max viva y pueda hacerlo feliz, tampoco le será difícil vocalizar todo lo que siente por él.

Green eyes. -lestappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora