Palmeaba su pierna una y otra vez, observando las luces nocturnas de Brooklyn sin movimiento alguno debido al embolletamiento en el que estaba atrapada en aquella calle, moviendo el pie sin hallar ritmo a la música que proporcionaba la emisora del vehículo y se reprendía así misma sobre su automóvil averiado que no podría utilizar hasta dentro de dos días. Estúpido Cameron y estúpida influencia que tenía en ella de acompañarlo a todas sus descabelladas aventuras, no podía negar que se había divertido aquella tarde de viernes andando por la carretera directo a Brighton Beach, con la voz de Alex Gaskarth siendo su única compañía, mientras su amigo manejaba y reía ante su idea de apostar a que podía conquistar a mínimo 4 chicas rusas diferentes en una sola tarde, Sydney no pudo evitar sonreír ante recordar aquello y sobre todo la parte en que 3 de sus conquistas eran amigas en común y como todo un caballero, corrió hacía su mejor amiga tomándola del brazo mientras agitaba las llaves indicándole que era hora de huir, una pésima idea, pues fue lo que llevo a Cameron a golpear la parte trasera del automóvil con la defensa del desconocido.
Presionó el botón de boqueo y la pulcra pantalla se iluminó indicándole que estaba en lo correcto, 15 min tarde. Las notificaciones aparecían de vez en vez con el sonido particular de los productos de la manzanita, ninguno realmente importante, solo un par de likes y mensajes tanto de amigos como familiares a contestar.
-¿Cree que tardemos mucho detenidos? -se asomó a los asientos delante y el hombre de visible edad madura miro hacía ambos lados.
-No creo, ya están comenzando a avanzar, a menos que gustes caminar un par de cuadras -torció la boca en una mueca y se decidió rápidamente, le ofreció el dinero que marcaba el contador, dio las gracias y bajo del vehículo. Estaba a la mitad de la calle, lo que podía causarle una muerte segura, pero no hoy, dio un par de vueltas entre las camionetas, taxis y autos comunes hasta llegar a la acera.
El local que estaba frente a ella le proporcionaba un buen reflejo de su persona, acomodo su discreto vestido color crema, puso de nuevo en su lugar uno de sus prendedores de cabellos y se cubrió con la chaqueta de piel. La mirada de Sydney no era la única sobre los ventanales, un chico que aparentaba ser un poco mayor que ella, acompañaba sus movimientos, sus ojos verdes se encontraron con los de él, Sydney sonrió de esa manera tan peculiar que utilizaba con el sexo opuesto y sin más, comenzó a andar hacía el lugar donde la habían citado, así llevara ya casi 20 min tarde.
Frente a ella iba una niña pequeña de la mano de su madre, dando pequeños saltos en las grietas, toda persona humana sabía en qué consistía aquel juego, si pisabas la grieta era tu fin, perdías, pero ¿Qué era exactamente lo que perdías? No se sabía con exactitud, pero eso no te detenía a no seguir andando del mismo modo por la acera, al contrario, "perdías" y volvías a intentarlo. Algo parecido era Sydney, jamás se enfrascaba en alguien, a estas alturas se podría decir que su relación más larga hasta ahora era con su mejor amigo Cameron, 5 años exactamente, cuando él tenía el cabello rubio y no verde. En su familia siempre habían comentarios del tipo que hacen todos cuando un chico y una chica comparten una amistad bastante estrecha, pero solo era eso, Sydney conocía a la perfección las tácticas de su amigo peliverde, como fácilmente podía hacer que una chica perdiera las bragas cuando este comenzaba a contarle de que tocaba la guitarra como un Dios, por más estúpido que sea, esto la ayudaba a mantenerse con los pies en la tierra, ella no era precisamente una chica de buenas intenciones andando, era un huracán y por donde pisaba, dejaba echo todo un desastre, sabía cómo tomar y desechar chicos sin ser ella quien saliera herida, siempre la primera en decir adiós, porque su regla número uno era que tenía que divertirse.
Así que cada chico era un grieta, pero ella decidía que grieta pisar, sin perder nada, sin darle demasiada importancia podía volver a andar en aquella acera sin terminar cuando quisiera.
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Wrapped. [ H I A T U S ]
Teen FictionTodo lo que he aprendido hoy en la clase sobre Shakespeare es que a veces tienes que enamorarte de la persona equivocada para encontrar a la correcta. Una lección más útil hubiera sido que a veces la persona adecuada no te corresponde. O que a vece...