Capítulo 5

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-Dime que has llegado a dormir algo -Murmuró Alexia con la voz apenas arrancada del sueño.

-Un ratito sí...-Aunque era cierto, Ona no sabría cuantificarlo.

-Deberías descansar... - Susurró la rubia mientras acercaba una mano a su mejilla.

-Todavía hay tiempo, no son ni las dos -Aventuró Ona calculando desde la última vez que había comprobado la hora. -¿Has puesto el despertador?

-Sí... -Afirmó Alexia girando la cabeza para señalar con ella su móvil sobre la mesilla. El movimiento le hizo desperezarse un poco, empezando a articular mejor las palabras -Sonará temprano y me iré a mi habitación antes de que empiece a haber movimiento por los pasillos, pero tú ni caso... Posiblemente estarás en tu sueño más profundo. – Pronosticó.

-Es posible... Llevo un rato desvelada. -Confirmó Ona.

-¿Pensando en algo? -Preguntó Alexia dulcemente mientras pasaba las yemas de sus dedos sobre los párpados de Ona apenas rozándolos.

-En lo bien que estoy así...

Alexia también se sentía a gusto en ese momento, con Ona sonriendo a su lado mientras sentía su mano recorrerla con caricias cálidas. Sin embargo, una inquietud volvía a invadir sus pensamientos. Decidió exteriorizarla:

-Ona, ¿me prometes que estarás centrada en el equipo? ¿Sin comerte el tarro por esto?

-Estaré centrada en lo que ordene mi capitana, y si me ordena que me la coma a besos, tanto mejor. -Respondió juguetona mientras dibujaba con su dedo índice figuras al azar sobre el esternón de la rubia.

-En serio... -recondujo Alexia -No podemos dejar que nos ocupe la mente la posibilidad de que esto se repita.

-Vaya... -Se revolvió Ona deteniendo sus dibujos -¿Me estás avanzando que no volverá a suceder? -La pregunta arrastraba un poso de tristeza que Alexia detectó y procuró diluir en seguida.

-Hum... a menos que logréis clasificarnos para los juegos olímpicos. En ese caso estaré tan eufórica que veo probable arrancarte la ropa antes de que abandonemos el estadio. -Detalló bromista tratando de deshacer la tensión. Ella también estaba convencida de que se quedaría esos días con el equipo con independencia de la revisión médica, aunque no llegara a jugar el partido.

-Caray -Exclamó Ona contagiándose del tono jocoso -¿Es así como alientas al equipo? No me extraña que hayamos ganado un mundial.

-Vete a la mierda. -Rió abiertamente la rubia.

-Iré a donde me pidas – Replicó Ona como buscando en el aire la dirección a esa parte.

-Pararás de hacer el bobo...

-Calla, que estoy calculando... -Meditó Ona incorporándose sobre su hombro -Si el clasificarnos vale por un polvo... ¡El ganar los juegos implica necesariamente matrimonio! –Escenificaba haber tenido esa iluminación tras contar uno más uno con sus dedos.

-Estás fatal... -Siguió riendo la rubia.

-Hum... ¿Sabes qué te digo? Continuó Ona sentándose de un brinco en la cama -Que voy a ganar ese partido yo solita. De lateral, central, delantera y portera. ¡Emvipiplus del partido! ¿Crees que no soy capaz? -Alardeó exhibiendo los músculos de sus brazos.

-Capaz eres de cubrir todas esas posiciones en milésimas de segundo. -Reconoció Alexia.

-Crees que soy correcaminos, pero te engañas... En realidad soy omnipresente. -Desveló como un secreto.

-Y omnívora -Añadió Alexia sin cuestionar lo anterior.

-Eso también... -Admitió Ona apartando un poco el edredón para ejemplificar sus palabras con pequeños mordiscos en el abdomen de la rubia. "Ñam, ñam", pronunció mirándola a los ojos desde abajo, queriendo hacerle saber que no había podido olvidar aquel momento en el coche. La mirada de Alexia delató que también lo recordaba. Le dedicó una sonrisa desde la almohada y tomó la mandíbula de Ona entre sus manos. Tardaría un buen rato en retomar la seriedad.

-¿Quedamos en que estarás a lo que debemos?

Ona seguía mirándola desde abajo con la cara todavía apoyada en sus manos. -Sabré comportarme, Ale, soy una mujer adulta, ¿recuerdas?

-Te recuerdo temblando como un flan hace apenas unas horas -Puntualizó Alexia visualizando a aquella Ona nerviosa ante el escritorio mientras manipulaba camisetas sin sentido.

-Porque solo pensaba en devorarte -Justificó la más pequeña, lo que dejó botando una conclusión a su compañera:

-Tensión resuelta, pues.

-Hum... -Cuestionó Ona -¿Y si volvemos a resolver? -Sugirió con descaro mientras escurría su rostro de las manos de Alexia y comenzaba a descender nuevamente en dirección a sus muslos.

-¡Que te duermas ya! -Exclamó Alexia logrando atraparla por las orejas justo antes de que Ona llegara a su objetivo por debajo de la sábana.

-Jooo. -Protestó mientras ascendía arrastrada por las manos de la rubia, quien no la soltó hasta asegurarse que se recostaba a su lado.

-Ni se te ocurra ponerme ojitos, pecosa tentadora.

Ona definitivamente los puso.

-¿Te gusto un poquitín?- preguntó como un cachorro pidiendo adopción mientras buscaba refugio en su cuello.

-Me encantas, capulla. -Replicó Alexia acogiéndola con sus brazos.

-Así dicho no suena muy convincente. -Protestó Ona.

-Está bien- Admitió Alexia- A ver si así mejor... -No llegó a pronunciar un argumento elocuente. En vez de eso, comenzó a cubrirla de pequeños besos distribuidos lentamente por todo el rostro, sin dejar un centímetro por sellar. Finalizó con un largo beso en sus labios, que ambas prolongaron hasta que Alexia supo qué decir: -Me encantas, Ona, tenlo claro. Querría estar así contigo mil veces, solo te pido que seamos profesionales y maduras. Nos jugamos mucho, ¿de acuerdo?

Alexia llegó a convencerse de que Ona mantendría la seriedad en esa ocasión, y sin embargo...

-Ni te imaginas cuantísimo me pone la Alexia responsable. -Soltó juguetona mientras deslizaba una mano hacia sus nalgas.

-Ufff- se desesperó la rubia - No vas a parar...

-Que sí, que sí... -Ona ya no podía contener la risa. Pequeñas lágrimas empezaban a escapar de sus ojos por lo cómica que le estaba pareciendo la alternancia de delicadeza y desesperación que manejaba su amiga, esforzándose tanto en lo primero para caer por momentos en lo segundo. Le resultaba enternecedor que Alexia se esforzara tanto en ser amable con ella cuando claramente estaba abusando de su paciencia. Ona decidió no seguir tensando esa cuerda.

-Ya paro, de verdad, ya paro... -Dijo secándose las lágrimas con el dorso de la mano. -Alexia, estoy más que bien y pienso seguir estándolo. Objetivo claro: los juegos. -Afirmó ya sin romper la seriedad.

-Así me gusta. -Aprobó Alexia, al principio con algo de desconfianza y poco a poco convencida, al comprobar que Ona mantenía el gesto serio y sereno. -Así me gustas. -Añadió besándola de nuevo antes de reposar su mejilla en la almohada mientras cerraba los ojos para ya dejarlos así.

A Ona le pareció que a los pocos minutos ya la había atrapado el sueño de nuevo. También creyó confirmar esa sospecha cuando Alexia se giró perezosamente dándole la espalda. Se abrazó entonces a ella con una certeza que la puso algo nostálgica por anticipado: cuando despertara, Alexia ya no estaría ahí.

Sin despegarse de su cuerpo, se arrastró un poco hacia abajo y alcanzó su rodilla, cubriéndola con su mano para retomar una fantasía anterior. "Superpoder curativo...Me lo pido", pensaba.

Pero Alexia no dormía todavía. Sentía el cuerpo de Ona en su espalda y esa mano cubriendo suavemente su rodilla.

Alexia apretó sus párpados buscando fortaleza. Debía poder aplicarse a sí misma lo pedido a la más pequeña. Tratar de centrarse y que Ona no ocupara todo su pensamiento de ahí en adelante. 

Dudó si lo conseguiría. Se veía tan capaz de amarla...  

Una proximidad inesperadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora