Conforme más se adentraba al bosque, más fuertes se hacían esas sensaciones en su interior, y más se regañaba a sí mismo.
"No puedes ser débil, deja de sentir ya, con un demonio", se repetía una y otra vez sin dejar de avanzar.
Definitivamente no entendía que le estaba pasando, ni tampoco porque de pronto se habían activado esas cosas que creyó haber extinguido hacía mucho tiempo solo por encontrar ese destello en el camino.
En muchos momentos quiso retroceder su cabalgata y simplemente regresar al palacio, ya sin importarle hallar a sus compañeros antes ni tan siquiera explicar dónde había estado.
Sin embargo, no lo estaba logrando hacer, pues esa luz —que parecía alejarse proporcionalmente a como Chan avanzaba— le seguía llamando la atención.
Sentía que esta lo llamaba a no abandonar su trayectoria nueva guiada por la curiosidad.Cabalgó por al menos media hora más hasta que, finalmente, llegó a un punto definido.
Encontró un estanque en medio del bosque, el cual parecía cristal; el agua reflejaba perfectamente la luna llena en su superficie, y podía ver algunos lirios y nenúfares sobre ella; tenía algunas flores pequeñas en sus alrededores y no había presencia de animales hasta donde podía apreciar.
Era extraño, pero mágico.
La cuestión es que la luz desapareció en cuanto Chan estuvo frente al estanque, y no la veía por ninguna parte. ¿Por qué una luz lo guiaría hasta allí?, o peor aún, ¿y si era una trampa?
—Genial, me perdí por estúpido —reclamó Bang al ver que su viaje al interior del bosque había sido en vano. Y ahora, estaba perdido, engañado y retrasado de tiempo.
Hizo que Reginaldo moviera un poco sus pasos hacia atrás con la intención de irse, sin embargo, no sé dió cuenta que no estaba precisamente solo ahí.
—Podemos dudar de tu capacidad intelectual, pero definitivamente no te perdiste, yo te traje —resonó una voz suave y melodiosa al otro lado del estanque.
Por supuesto eso asustó a Bang, y le hizo frenar sus movimientos.
La luz había vuelto a aparecer justo en el lugar de donde parecía provenir aquella voz, y se comenzó a acercar al castaño con una velocidad constante, ni tan rápido ni tan lento. Chan trató de retroceder, pero no lo hizo a tiempo, pues toda la situación lo había sacado de su habitual concentración y estaba perdiendo control. El destello lo alcanzó rápidamente, y se detuvo frente a él.
Gracias a su cercanía dejó casi ciego a Bang por algunos segundos, tiempo en que aquella luz se transformó en algo más.
Pasó de ser una especie de esfera sin definición, a estirarse como un óvalo, llegando a tocar el suelo. Poco a poco el destello se fue apagando, como si su centro lo consumiera en un espiral; y mientras la luz se iba desvaneciendo, se comenzaba a dibujar la silueta de un chico, con un aparente borde de estela blanca. Empezó siendo un poco transparente, pero rápidamente se hizo completamente visible como una persona física.
Y cuando Chan parpadeó un par de veces para recuperar la visión, y lo logró enfocar correctamente, sintió algo doloroso dentro de su pecho. Una punzada que le indicó que su corazón se había encendido después de tantos años, y éste dio un vuelco de emoción cuando aquel chico apareció. Fue como si una máquina oxidada lograra andar luego de mucho tiempo sin usarse; una punzada que, aunque dolió, podría considerarse como un alivio.
Chan aún era humano, y aún servía su motor de sentimientos.
—¿Quién eres?... —preguntó el castaño, tratando de mantener su tono neutro de voz. Pero por primera vez, realmente sonaba temblorosa y dudosa su forma de hablar.
—Vaya, sí hablas con sentimientos, ya me había asustado —respondió aquel chico con una pequeña burla, para después, aclarar su voz y tomar un tono dulce—. Mi nombre es Jeongin, es un gusto conocerte Chan.
El castaño parpadeó con sorpresa, y finalmente, bajó de Reginaldo con rapidez. Di un par de pasos al frente, tratando de mostrar una postura rígida dominante, sin darse mucha cuenta de que, debido a las anomalías que estaba sintiendo, no se veía precisamente imponente ahora.
—¿Cómo sabes mi nombre?... ¿Qué eres?... ¡No te conozco! —Bang hablaba rápido, con una torpeza notable, y también se podía escuchar lo confundido y algo asustado que estaba.
Jeongin solamente reía por lo bajo.
—Eres de los más cercanos al rey, ¿quién podría no conocer tu nombre?... —sonaba a mentira. Quizá lo era, una excusa—. Y yo... Bueno, yo soy un descendiente de la luna —eso sí sonaba con un tono sincero.
Y por la mente de Bang solamente pasó una cosa: ¿Qué demonios está pasando?
—N-no, dime porque me trajiste aquí... ¿De la luna dices?, qué...—el castaño bajaba la mirada, la subía, se pasaba las manos por la cara, etc.
Estaba demostrando que se sentía abrumado, confundido, y algo intimidado si era sincero. ¿El líder Chan siendo doblegado por alguien?, eso no era posible hasta esa noche. El hecho de no estar acostumbrado a simplemente sentir algo lo estaba derrotando, y haber escuchado que el chico frente a él no era siquiera humano lo ponía peor.
Jeongin era un ser sorprendentemente encantador. Cabello blanco como la luz lunar, ojos azules como diamantes, piel tan pálida que parecía jamás haber sido tocada por el sol, y una figura esbelta y delicadamente moldeada. Vestía una larga capa y una especie de vestido, ambos blancos con detalles en dorado, muy digno de un príncipe o un rey, además de llevar un collar plateado con forma de luna menguante.
Parecía emitir un aura ligeramente brillante de un tono plata, y como ya se vio, tenía la capacidad de convertirse en una esfera de luz y volver a su forma "humana".
Y sí, mentía en la frívola razón para llevar a Bang hasta el estanque. Pero no mentía al decir lo que él era, y al ver que ese chico con los sentimientos recién encendidos no parecía comprender ni siquiera su presencia, decidió explicarle todo con mayor claridad.
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Moonchild ☘ ChanIn
Fanfiction𝐅𝐢𝐧𝐚𝐥𝐢𝐳𝐚𝐝𝐚 ꒰ChanIn꒱ En el Reino de Plata la norma suprema es no tener sentimientos. Ser humano es sinónimo de fragilidad, es por eso que vivir sin sentir es el ideal. Bang Chan es el ejemplo perfecto de esta norma, pero todo puede cambiar...