Crónicas de un Viaje III: Principio y Fin

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La siguiente y última visión de aquel hombre, fue simplemente sorprendente. Abrió sus ojos y contempló un lugar totalmente paradisíaco, el sueño de cualquiera. Todo se sentía solitario, pero la sensación de paz y pureza era incluso mayor al sitio anterior.

 Todo se sentía solitario, pero la sensación de paz y pureza era incluso mayor al sitio anterior

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Un lugar maravilloso observé.
El sueño original, un paraíso sin más.
La brisa abrazaba, las olas se meneaban.
Maravillado quedé, pues lugar con belleza superior jamás contemplé.

Animales convivían.
El sol se ponía.
Las plantas se movían ligeramente.
Aves volaban en libertad.

"¿Lo notas?" — me preguntó el ángel.
"Toda esta hermosa creación vive.
Dependen los unos de los otros.
Pero a la ves, son felices por su cuenta."

"Completa independencia siempre será imposible.
Equilibrio has de buscar.
Pero jamás busques la felicidad de otros sobre la tuya.
Pues si bien debéis amar al prójimo, primero debéis amaros a vosotros mismos".

Creo ahora entender — dije, mirando al cielo.
Contamina mi corazón.
Siento angustia en todo mi cuerpo.
Pero no es de ley aniquilar mi voz.
Ni regir mi corazón.

Me sentía claro, pero a la vez raro.
Inspirado, suspiré y me determiné.
Al horizonte observé.
Decidido, exclamé:

El dolor, el rencor.
No es más que una sensación.
Que pronto acabará.

Fue suficiente.
Terminaré lo que se convirtió en dolor.
En miedo y dolor.

Por no perder mi libertad.
Juro que nunca cambiaré a su voluntad.
Y sintiéndolo en el corazón.
He de decir que aquí la historia terminó.

"Entonces pues, ¿Cuál es la conclusión a la que ha llegado tu alma, joven?" — Me preguntó aquel ángel.
"¿Acaso vale la pena seguir atado al odio?
¿Al rencor? ¿El dolor?
¿Es correcto seguirte culpando por todo?"

Por supuesto que no — Respondí firme.
Ahora lo entiendo.
Lo que sucedió, con nadie fue mi culpa.
No todo de mí depende.

Ante aquellas palabras, el ángel sonrió y volvió con su mano a tocar la cara de aquel hombre. Este fue cegado por unos momentos y al recuperar la vista, notó que volvió a estar en su hogar. Sin embargo, se concentró respirando profundo. Oyó por un momento el sonido de las cálidas brasas con las que había estado antes tratando de calentarse. Luego escuchó un ruido estremecedor, como el de una avalancha, seguido de una agradable brisa.

El hombre, sin más, miró al cielo una última vez, llegando a una conclusión luego de haber meditado en tantas cosas. Una conclusión sobre la principal causa que le había provocado la angustia que no le dejaba estar en paz por ya casi un año completo...

Es evidente — Afirmó aquel hombre.
Sus manos fueron firmes.
Todo para destruir.

Traté de entenderle.
Pero este paraíso.
Poco a poco muere.

Y es que... Es inútil.
Tú, mujer, eres la causa de este mal.
No puedes luchar contra tu instinto.

Atrapada estás, en el vicio.
El vicio de aventuras.
Emociones, pero cero compromiso.
Es un círculo vicioso, del que quizás.
Nunca saldrás.

Sigues con promesas vacías.
Que al final del día no cumples.
Quizás ni sea tu culpa.
Pero, como dije, no lo puedes evitar.

¿Cuál fue nuestro fin?
Queriendo regir encima de todo.
Lo cierto es que es tarde para cambiar.
Y el daño causado... Permanecerá.

Seguiré solo.
Velaré por mi mismo.
Seré mi propio señor.
Ya que...

No depende, ni dependió de mí.
Tú eres la causa de este mal.
Tu destino y final.
Es a todos lastimar.

Traes el mal.
Pena y misteria.
Oh no, no puedes...
¡No puedes luchar contra tu instinto!

Fin de la trilogía "Crónicas de un Viaje".

Inspiraciones bajo la Luna (Poemas Y Otros Escritos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora