Este es un libro dedicado a poemas mixtos y otros escritos similares. No sólo me considero un escritor de historias, y pienso hacer de este libro la prueba.
Él era, en esos momentos, un hombre pensativo. Meditaba sobre cuestiones de vida, decisiones que había tomado. Llegaba lentamente a conclusiones, cuando de repente... Un destello lo cegó. Una vez recobrada su vista una vez más, al enfocarla... Asombro y confusión fueron sus sentimientos ante el ser que ahora se encontraba frente a él.
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Miedo, confusión. Eran mis sentimientos. ¿Quién eres tú? ¿Esto es acaso un sueño?
"No temas" — me respondió. "A liberar tu alma he venido, ya es momento". Extrañado me pregunté, a qué se refería él. Con su mano mi cara tocó, entonces sucedió...
¿Qué es este lugar? Preguntaba gritando al azar. Todo lo que conseguía dislumbrar. Era pura oscuridad.
¿A dónde me ha llevado? ¿Es este acaso mi final? Pasados los minutos la desesperación empezaba a aparecer. ¿Donde estoy? — Me pregunté.
Un dolor repentino me hizo reaccionar. Fue un extraño dolor de cabeza. En ese momento me traté de concentrar. Y una luz apareció en el extraño lugar.
A ella me acerqué, a pesar de nada saber. Sabía no tenía más que perder. Una voz familiar se pronunció. Era el inicio de un recuerdo.
¿Qué? — Confundido pregunté. A pesar de ver, no me podía mover. Los ví de nuevo, a esos 2. Era ella, era él...
Seres que nunca esperé volver a ver. Convivían tranquilos, en despreocupación. Ilusión y armonía, todo era felicidad. Pero para mí, un amargo pesar.
Lo había recordado, aquel momento fue. Donde en vida, se rompió todo mi ser. Traición, amargura y decepción. Sin duda, falsos amigos.
"¿Eso crees?" — Una voz me preguntó. Me volteé, ante mí el ángel apareció. "¿Eres feliz si en tu alma está el odiar? ¿No crees, qué es mejor ignorar?"
Su comentario me sorprendió. Pero a la vez tuvo sentido. "He estado tratando" — le confesé. Pero la verdad, muy difícil es.
"Por eso estoy aquí, joven" — me dijo. "Para liberar tu alma, de todo el rencor reprimido. El odio, la maldad en tu ser. Que por ellos sigue sin desvanecer".
Muéstrame la luz, oh ángel divino. Muéstrame el camino, le supliqué. Pues yo soy solo un hombre. Y actualmente solo tengo mi vida.
"Así estarás bien, incluso si solo has de estar. Te mostraré el camino, no te has de preocupar. Pero primero, esa luz debes tocar".
Ante sus palabras, le hice caso. Aquella luz toqué, una sensación sentí en todo mi ser. Hondo respiré, sin darme cuenta empezaba a desaparecer. Debo continuar mi viaje, debo aprender...
