Un día la soledad me preguntó que te diría si se que puedes oírme. No supe que responderle, me llene de incertidumbre y mis ojos se me cubrieron de lágrimas.
Mis manos empezaron a temblar y a mi voz no le salían las palabras,el alma sentía un flagelo tan insondable que quizás solo era parecido al llanto de las aves gritando libertad.
Y es que desde que mis ojos no perciben el brillo de tu luz, este pequeño homo sapiens pensante es un remitente más entre noches profundas de melancolía.
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48 SUSPIROS DEL ALMA
PoesíaPrologo. En lo profundo de cada uno de nosotros yace un vasto y misterioso océano de emociones, un cosmos interior que se expande en innumerables suspiros del alma. Cada suspiro es una pieza única, un fragmento de nuestra esencia que se manifiesta e...