Capítulo 2: Arcano Sombrío

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Enemy - Imagine Dragons

Las horas de clase pasaban con lentitud, los pensamientos comenzaron a invadir mi mente. No podía estar tranquila, mi consciente tenía tantas ideas y películas que me ponían nerviosa, me centraba en cualquier punto sin atender a clase, sin escuchar la típica voz aguda de la profesora que no callaba durante una hora en clase de Historia.

Los segundos y minutos corrían, hasta que dieron las 11:15 AM, en ese momento mi mente volvió a la normalidad después de escuchar como el timbre que vibraba con gran volumen, indicaba que ya era la hora del descanso. Mis compañeros se levantaban, tomaban sus cosas y se iban con su grupo de amigos charlando de cualquier tema, unos criticaban, otros hablaban de la Universidad, cada uno con un tema diferente. Era la última, no quería moverme, mi cuerpo estaba pesado, cansado.

- Debes levantarte, Donna, no es el fin del mundo. - Dije para mí misma tratando de darme mis propios ánimos, es cierto, mi ex-pareja me había engañado con otra chica, ¿y qué? ¿Por él debo estar así? No merece mi tristeza y que estuviese pensando en él, debía seguir adelante y disfrutar más de mí misma.

A pesar de creer en esas palabras, sabía que en pocas horas volvería a caer en aquel estado deprimente. Con un gran suspiro, me levanté de mi lugar para tomar mis libros y mochila la cual coloqué atrás de mi espalda. Tomé mis audífonos para escuchar mi género musical favorito, Hip-Hop. No quería saber nada de nadie, escuchar murmullos sobre qué ocurrió.

Una vez lista, salí de la clase para caminar aturdida en mis pensamientos. Todos miraban cuando pasaba por los pasillos de la Universidad, era bastante molesto. Salí de aquel infierno, aquello que solo me traía pesadillas, de la cárcel para adolescentes-adultos. Comencé a caminar a casa, no quería estar más horas aguantando la presión social, las miradas y los susurros.

El clima era agradable, soleado, un típico fresco que no transmitía un frío insoportable como el de invierno, un viento decente que no llegaba a enredar tu cabello después de peinarlo, aquello era lo único bueno del día. Caminaba mirando a mi alrededor, las calles no estaban llenas, las personas trabajaban y los pequeños estaban en la escuela.

En el camino, pude oler un dulce aroma a galleta, bizcochos y pan recién hecho, me guie por este mordiendo mi labio inferior. El apetito crecía, por suerte siempre llevaba dinero para ocasiones urgentes. Esta no era una, pero el hambre era mayor, así que decidí entrar comprando un dulce de chocolate e ir comiendo este con cierta felicidad por el camino.

Bastaron unos minutos para llegar a casa, pasé por delante de la cocina yendo hacia la escalera, pero, en ese momento me di cuenta de algo que no me esperaba. Retrocedí unos pasos, fijando mi vista nuevamente en Massimo, ¿cómo logró entrar?

- ¿Qué haces aquí? - Pregunté.

- ¿No me ves, Donna? Hago la comida, como ya dije, estoy aquí para cuidarte. - Afirmó el pelinegro, mi ceño se encontraba fruncido, no podía creer aquello, ya no podía pasar tiempo a solas conmigo misma porque mi preciado padre decidió contratar a un niñero, bastante guapo, de hecho.

Basta, contrólate, Donna.

Solo pude soltar un bufido dirigiéndome a mi habitación dando pasos fuertes mostrando cierta indignación por la presencia de aquel hombre en mí hogar.

Cuando la comida estaba lista, bajé para sentarme en la mesa frente a Massimo, volviendo a plantar mi vista sobre su rostro.

- A veces das miedo mirando así. - Afirmó el chico en un estado neutral mientras comía.

- No te miraría así si no hubieses entrado en mí casa como si nada, eso es allanamiento, da gracias a que no te he denunciado.

- Donna, ¿cómo debo decirte para que entiendas que estoy aquí con el permiso de tu padre y por trabajo? - Soltó un suspiro después de aquello.

La Diosa OcultaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora