Todo el mundo tiene una tristeza que los matan cada segundo a segundo
Y todo tiene su recuerdo de Viko
ZAMRecuerdo número 1
Viko:y lo hice por mi, lo hice en su
Zam:memoria si eso
Viko:me voy gracias tío Zam
Zam:gracias sobrino y la próxima vez que nos veamos es en el semeterio para visita a tus padres
Viko:hasta ese día tío Zam
Final Recuerdo número 1Recuerdo número 2
En la tranquila sala de estar de su apartamento, Zam se encontraba absorto en la lectura de un libro. El sonido del teléfono rompió el silencio, y al contestar, su expresión se volvió seria al escuchar las noticias.
Zam: (tomando el teléfono) ¿Hola?
Voz al teléfono:Señor Wilson, soy la enfermera del hospital Santo Domingo. Lo siento mucho, pero necesito informarle que el joven Ludoviko ha fallecido en un accidente.
Zam se quedó paralizado por un momento, con la mano apretando el teléfono contra su oreja.
Zam: (con voz temblorosa) ¿Ludo... Viko? ¿Qué ha pasado?
Enferma: Hubo un accidente en la empresa. Parece que hubo una pelea entre él y su hermano, el Señorito Maximiliano. El puente de cristal se rompió y...
Zam: (interrumpiendo) ¿Está bien? ¿Está Max bien?
Enferma: Sí, parece que el Señorito Maximiliano resultó ileso. Pero Ludoviko... lo siento mucho, Señor Wilson.
Zam dejó caer el teléfono, su mente llena de pensamientos y recuerdos. Se levantó lentamente, con los ojos llenos de lágrimas, y caminó hacia la ventana. Observó las estrellas en el cielo nocturno, recordando todas las conversaciones y momentos compartidos con Viko a lo largo de los años.
Zam: (susurrando) Ludoviko... mi querido sobrino. Siempre tan valiente, siempre tan lleno de vida. Te extrañaré, Viko.
Final Recuerdo número 2
El dolor en su corazón era profundo, pero también había gratitud por haber conocido y sido parte de la vida de Viko, quien había encontrado su verdadero yo con la ayuda y el apoyo de Zam.
Y llega un joven y todo piensa que hacer este joven
Efrain: (sorprendido) Diego Félix, aque es debe tu presencia
Diego Félix: (apenado y triste) mi más mínimas condolencias
Doña Natalia: (con enojo y orgullo) que hace un muerto de hambre en el entiero de mi hijo
Diego Félix: (con seguridad y mirándola a los ojos) no lo puede llamar así después... después de todo lo que usted el hizo
Y todo mundo empieza a conversar entre ellos, porque la verdad lo que decía.
El joven humilde después como lo trató la señora al buen muchacho él se fue pero con la frente en alto, dejando todo sorprendido
El ambiente en la sala del funeral era tenso, cada conversación parecía llevar una carga de dolor y resentimiento. Maximiliano, con la mirada fija en el suelo, trataba de mantenerse alejado de las miradas inquisitivas. Su mente no podía dejar de regresar al fatídico día en el que todo cambió para siempre.
Maximiliano: (susurrando para sí mismo) ¿Por qué tuvo que pasar así? Si tan solo...
Efraín, quien estaba a su lado, notó su turbación y puso una mano en su hombro, tratando de ofrecerle algún consuelo.
Efraín: Hermano, sé que es difícil, pero recuerda que la juez te declaró inocente. No fue tu culpa. Fue un accidente.
Maximiliano: (con voz quebrada) Pero si no hubiera perdido el control, Viko estaría aquí. No puedo dejar de pensar en eso.
Hirlada, con la expresión seria, observaba a su esposo e hijo desde la distancia. Era evidente que el dolor de la pérdida había dejado una marca indeleble en todos ellos.
Hirlada: (dirigiéndose a Maximiliano, quien está en brazos de Efraín) Querido, entiendo que quieras seguir adelante y buscar tu propia felicidad, pero no olvides que la familia siempre será lo más importante. Si está familia te hace feliz, estamos aquí para apoyarte.
Efraín asintió, reconociendo la preocupación en los ojos de su esposa. Luego, el joven Diego Félix, que había sido tratado con desdén por Doña Natalia, decidió irse, pero no sin antes dirigir unas palabras a Maximiliano.
Diego Félix: (con voz firme) Maximiliano, no permita que el resentimiento y la culpa lo consuman. Viko era mi amigo, y estoy seguro de que no querría verte así.
Maximiliano asintió lentamente, agradeciendo las palabras de Diego Félix. Mientras el joven se alejaba, Maximiliano sintió una pequeña chispa de esperanza. Tal vez, con el tiempo, podría encontrar una forma de redimirse y honrar la memoria de su hermano adoptivo de una manera positiva.
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