Parte 1: ¿Ciudad Pentagrama?

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-Ah, ¿que es lo que me paso? -se pregunto un niño al mismo tiempo en que comenzaba a abrir los ojos.

El chico en cuestión, sentía un fuerte dolor en su cabeza, al mismo tiempo en que se comenzaba a acostumbrar a la luz que le llegaba a sus globos oculares, pero eso no le quitaba de encima lo aturdido.

Una vez que ya sentía que tenia la suficiente claridad para ver, es cuando todavía su sentimiento de confusión comenzaba a aumentar.

Puesto, a que lo que en este momento estaba teniendo ante sus ojos, era sin duda algo muy inusual.

Pues parecía que todo su alrededor estaba plagado por un ambiente de estilo casi apocalíptico, algunos edificios parecían estar maltratados y vandalizados de un lado al otro.

Y lo que más le llamaba la atención, era que al alzar su mirada para ver el cielo, ve que el mismo era de un intenso color rojo y con lo que parecía ser una luna negra con el símbolo de un pentagrama rojo de por medio, hasta que siente sensibilidad en uno de sus ojos y baja la mirada.

-Pero, ¿que es esto? -se pregunto el niño que estaba confundido con lo que estaba pasando.

De repente, un agudo dolor invade su cabeza haciendo que, estuviera un tipo de flashes que, le mostraba siluetas cubiertas por una luz, siluetas oscuras que lanzaba golpes y patadas.

Y luego se escuchaba risas, risas malévolas como las de unos malditos psicópatas.

Pero luego, todo se queda en negro y el chico recuperaba por completo la postura.

Al sentir que aquella sensación estaba disminuyendo, el niño se percata de que estaba en una especie de deposito de chatarra, y al voltear ve un espejo dañado en el que, pese a las grietas que tenia, podía ver bien su reflejo y...

No le gustaba nada lo que veía.

Piel pálida que marcaba las pecas en sus mejillas, el rostro estaba llenos de rasguños y moretones, algunos aun estaban sumamente inflamados, un hilo de sangre seca bajo su nariz, un ojo morado que estaba casi bloqueado por la hinchazón, además de que una que otra leve cortado en su rostro, siendo la más notoria una arriba de su ceja izquierda de la que brotaba sangre.

No cabía duda que las heridas e hinchazón de su rostro sin duda iban a tomar unos cuantos días a lo mucho para que se aliviaran.

Pero, lo que más le atraía la atención aparte de sus golpes, era que en el cuello tenia un extraño símbolo, que era muy similar al que estaba en el cielo.

Muchas preguntas le pasaban por la cabeza en este momento, pero luego escucha las voces de unas personas que se estaban acercando, y ante las circunstancias solamente se dispuso a hacer lo primero que sintió que su instinto le decía, y en este caso fue a esconderse detrás de un trozo de chatarra oxidada.

No iba a mentir, el hecho de estar metido en algo así apestaba en más de una forma, pero nada de eso se iba a comparar a como se iba a sentir en el momento en que veía a los recién llegados.

Ambos tenían la piel roja casi como el tono escarlata, pero notaba que uno de ellos tenia dos cuernos negros apuntando hacia arriba como agujas enormes y rectas, además de que las escleróticas de sus ojos eran de color amarillas con los iris de color rojo, mientras que el otro tenia sus cuernos con la forma de los de una cabra, además de que su color era más de un tono grisáceo, las escleróticas de sus ojos eran bancas y los iris negros como la noche, ademas de la cicatriz de un corte vertical en su mejilla izquierda.

Y además, los dos vestían con ropas que daban a entender que, trabajaban en un lugar como lo era el deposito de chatarra en el que se encontraba en este preciso momento.

Sin Memoria en el InfiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora