03.

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Lo que debía hacer era fácil.

Uno: Buscar a Verstappen.

Dos: Hablar con Verstappen.

Tres: Convencerlo de que dejo de jugar.

Cuatro: No hay, porque si lo convence todo llegará a su fin y él estará feliz y tranquilo.

Fácil.

-¡Santa mierda, Max Verstappen!

-Oh si, hola Checo, yo también te extrañé hoy.

Checo rodó los ojos dejando su mochila en la entrada de su habitación acercándose al mayor que descansaba-muy demasiado tranquilo- en su cama.

-¿Cómo has entrado?

El neerlandés se encogió de hombros.―Cómo todas las noches.- Sonrió.

-Ah, oke- Espera ¿Qué? ¿Cómo es que-

-Shh.― Lo interrumpió poniendo una mano sobre sus labios para evitar que hablara.- Necesito hablar contigo de un tema serio, Checo, ¿Podrías escucharme, por favor?

Checo frunció el ceño y a modo de protesta siguió hablando en balbuceos inentendibles.

-Sin interrupciones, ¿okay?

Con pesar el mexicano asintió lentamente y por fin su boca fue liberada, se acomodó sobre su cama dándole a entender al menor que tenía su atención.

-Bien- Comenzó.- Te tengo una propuesta...

-¿De q-

-Checo, dije que sin interrupciones.

-Perdón.- se disculpó.

Max sonrió y se acercó más al mexicano quedando a centímetros de su rostro.

-Quiero...

-¿Quieres.....?

-Tocar tu trasero.- Declaró.

Y Max podría jurar que nunca en su vida una abofetada le habia dolido más que la que recibió por parte del mexicano ese día.


Nᴀʟɢᴏғɪʟɪᴀ | CʜᴇsᴛᴀᴘᴘᴇɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora