CAPITULO 2

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Matthew.

Por un momento pensé que mi carrera estaría jodida. Hasta que llegó aquella chica diciendo que trabaja para equipos de hockey.

Es curioso que a pesar de haber puesto mi carrera en peligro aquel día en el que golpee a mi exentrenador a nivel mundial, sigan llegando ofertas de varios equipos.

Recuerdo que la rubia me dijo que su jefe me mandó un correo, al llegar a mi departamento después de entrenar un poco lo verifique. Y joder, es la mejor propuesta que he recibido.

He esperado por mucho tiempo que este equipo me dé una oportunidad y al fin se logró. Los Vancouver Warriors son uno de los mejores equipos de la NHL, y aunque en los últimos cinco años no han logrado ganar la Copa Stanley eso no los hace un mal equipo.

Mi padre jugó con Henry Brennan, el actual jefe y director de los Vancouver Warriors, las personas dicen que fue uno de los mejores en su época, incluso mi padre lo dijo.

Y no se equivocaron.

El barman se acerca a dejarme una botella de cerveza y luego se aleja.

Son casi las diez de la noche, quedé de ver en un bar a la muñeca de cabello rubio en el Marquee, uno de los mejores bares de Nueva York.

Siento que alguien me vigila, me levanto de mi asiento y al momento de darme la vuelta me encuentro con esos ojos verdes.

Madre mía, parece una maldita diosa griega.

Esta completamente vestida de blanco, la miro de abajo hacia arriba. Mi mirada se posa en esos hermosos labios rojos.

Parezco un maldito idiota viéndola fijamente.

Camina hacia a mí, con una maldita sonrisa que fácilmente puedo hipnotizar a todos los pendejos que están aquí.

-Veo que ya no vienes con los zapatos rotos. - digo haciendo que ella mire sus pies- Te quedan bien.

Dios, parezco un maldito imbécil.

-Gracias, veo que tú ya no vienes en camisa sin mangas. - bromea.

-Gustas algo de tomar- señalo la barra-. Yo invito.

-Claro, - acepta- pero podríamos sentarnos en un lugar más privado, es para poder explicarte sobre tu próxima contratación en el equipo. Siempre y cuando tú quieras.

¿Es eso lo que quiero? Demonios, sí.

-Me agrada eso. - señalo una mesa detrás de ella- Toma asiento en esa mesa, yo llevare los tragos.

-Bien, pero no tardes mucho, no puedo estar mucho tiempo aquí.

Se da la vuelta y comienza a caminar, bajo mis ojos a su trasero. El maldito traje se ajusta demasiado a su cuerpo.

Volteo a mis lados y veo a un desconocido mirándola, me acerco a él y lo tomo de la camisa y le susurro;

-Mantén tus malditos ojos lejos de mi chica.

El hombre abre los ojos y sacude varias veces su cabeza.

-Lo siento viejo. - se disculpa- No creí que ella fuera tuya.

-Ahora lo sabes. - lo suelto y me voy a la barra, pero el hombre me habla.

-Eres Matthew Eastwood, ¿verdad? - asiento y el hombre me da un bolígrafo-. Te importaría firmar mi camisa, soy un gran fan tuyo.

A regañadientes acepto firmar su camisa. El hombre se marcha y yo retomo mi camino.

-Una botella de tequila y dos vasos, por favor. - el barman no tarda en darme lo que pido.

OVERTIMEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora