[ 𝘿𝙄𝙀𝘾𝙄𝙎𝙀𝙄𝙎 ]

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Felix cerró la puerta del dormitorio y se dirigió al baño con desgano. Observando en el espejo cómo su nariz seguía sangrando. Buscó en el botiquín un poco de algodón y se quedó en aquel lugar, viendo su reflejo por un largo rato, sumido en sus pensamientos. Finalmente, decidió que le vendría bien tomarse un baño para relajarse. Abrió el grifo de la tina y esperó a que se llenara, luego agregó algunas fragancias al agua y se desprendió de su ropa hasta quedar completamente desnudo. Se metió en la bañera, intentando calmarse, pero sucedió todo lo contrario. Al cerrar los ojos, cientos de recuerdos invadieron su mente, y la culpa que había tratado de enterrar durante tanto tiempo regresó con fuerza.

No podía negar que, en el pasado, se había sentido culpable por haber abandonado la búsqueda de Hyunjin; sin embargo, sus inseguridades y las palabras de las personas que lo rodeaban en ese momento lograron hacer que dejara todo de lado. Ahora, al saber la verdad que había detrás, la culpa se hizo presente y creció tanto que le estaba carcomiendo las entrañas. La sensación de arrepentimiento y remordimiento lo abrumaba. Se sentía atrapado en un torbellino de emociones que no podía controlar.

Felix abrió la puerta del apartamento, dejó las llaves en el recibidor y caminó por el pasillo, esperando escuchar el sonido de la televisión o algo que le indicara que su novio estaba en casa. Se dirigió a la habitación para confirmar sus sospechas: él no había regresado. Le pareció extraño, aunque la pelea que tuvieron por la mañana lo hizo pensar que quizás estaba enfadado. Pasó el tiempo haciendo los quehaceres, y cuando el reloj marcó las diez, tomó el móvil para llamarlo. Hyunjin era muy orgulloso y solía ser terco cuando discutían, así que el rubio pensó que quizás no contestaba por eso. Dejó caer el teléfono sobre el colchón y se acostó, frustrado por la pelea y el cansancio del día.

Se quedó dormido, pero despertó pasada la medianoche para buscar a su novio de nuevo. Sin embargo, seguía sin aparecer. Llamó a sus amigos, y todos dijeron que nadie lo había visto desde la mañana. La ansiedad crecía, y pensó lo peor. Quería llamar a la policía, pero no podía hacerlo ya que no habían pasado doce horas desde la última vez que lo vio.

No volvió a dormir esa noche, ni la siguiente. Hyunjin había desaparecido sin dejar rastro. Felix contactó a su madre para darle la noticia y la acompañó a hacer la denuncia, aunque les fue difícil convencer a la policía de que aceptaran el caso ya que él era mayor de edad. En los ratos libres de la academia, el rubio salía a buscarlo, recorriendo la ciudad y visitando los sitios que solía frecuentar. 

Los días se convirtieron en semanas interminables. Se sentía agotado, sin fuerzas para continuar. Lo extrañaba demasiado y la desesperación por encontrarlo se había transformado en tristeza. Las pastillas ya no funcionaban como antes y había días en los que solo quería quedarse acurrucado en la cama sin hacer nada. La policía seguía dando las mismas respuestas vacías. Felix juró por su vida que al graduarse se convertiría en un oficial diferente; él no se rendiría fácilmente. 

Regresó al apartamento, luego de otro largo día, y observó la pantalla de su móvil. Ya había pasado un mes de la desaparición. Entró al chat para ver la última conversación que tuvieron y se quedó en ese lugar por un largo rato, leyendo una y otra vez lo mismo. 

“¿Dónde estás?” 
“Contestame, por favor”. 

De repente, vio que aquellas tildes grises se volvieron azules y su corazón latió erráticamente. Luego escribió desesperado: 

“¿Estás bien?” 
“Por favor, déjame ir por ti”.

No hubo respuesta y entonces... Su fotografía desapareció y los mensajes ya no se enviaban. La frustración lo invadió, haciéndole lanzar el teléfono al piso. La pantalla se quebró ante el impacto y las lágrimas rodaron por sus mejillas seguidas de fuertes sollozos. Hyunjin lo había dejado, los demás siempre tuvieron la razón.

𝙇𝙊 𝙎𝙄𝙀𝙉𝙏𝙊, 𝙁𝙀𝙇𝙄𝙓 / 𝙃𝙔𝙐𝙉𝙇𝙄𝙓.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora