𖹭 . 𝗍𝗁𝖾 𝗋𝖾𝖺𝗅 𝖭𝗂𝗌𝗁𝗂𝗆𝗎𝗋𝖺 𝖱𝗂𝗄𝗂

3.3K 226 250
                                    

―¡Y Won me dijo que las hormigas se volverían gigantes si las metiamos en la piscina!, pero me mintió...―. Bufó Sunoo, cruzándose de brazos. Riki rió.

―Seguro Jungwon tampoco tenía idea de que las hormigas no iban a crecer si se arrojaban a la piscina―. Articuló Riki, con la vista fija en la carretera.

―Won siempre me miente... pero lo amo... es mi mejor amigo―. Empezó a balbucear el pelinegro, soltando pequeñas risitas. ―Pero Riri... no te pongas celoso. Yo también te amo a ti.

Riki no dijo nada, pues su vergüenza no le dejaba.

―Es ahora cuando me dices que tú también me amas, Riki―. Le recordó Sunoo, sonriendo ampliamente, pero sin mostrar sus dientes. Ante la mirada de cachorro y sus preciosos hoyuelos, Riki simplemente no pudo negarse.

―También te amo, Sunie―. Murmuró, sonriendo, ruborizado.

Sunoo se calló en ese momento y los que siguieron después y Riki lo agradecía, pues no quería tener que morir de la vergüenza por otras cosas que se le pudiesen salir a Sunoo en ese estado de ebriedad, donde parecía no tener filtro alguno a la hora de hablar.

Un par de minutos después, ambos estaban frente a la casa de Riki, quien hace tan solo un par de meses vivía solo con su hermano mayor, Hyunjin, quien le había recibido con los brazos abiertos cuando volvió del intercambio estudiantil en Estados Unidos. Sus padres le habían pedido que volviese a Japón, pero Riki prefirió vivir con su hermano en Seúl y, después de conocer a personas tan fantásticas como las que ahora eran sus nuevos amigos, no se arrepentía de su decisión.

Salió del auto, pensando que tendría que abrirle la puerta a Sunoo y llevarlo él mismo hasta el interior de la casa, pero se sorprendió en cuanto el mayor abrió la puerta y salió por su cuenta, caminando entre tropezones hasta la entrada.

Riki le siguió rápidamente, posicionándose a su lado.

―¡Yunjin!―. Gritó Sunoo, deteniéndose unos metros antes de llegar a la puerta.

―Sun, Yunjin no se encuentra aquí, esta es mi casa―. Le hizo saber Riki, parándose frente al castaño, quien le miró con el ceño fruncido.

―¿Por qué me trajiste a tu casa?―. Preguntó Sunoo, enarcando una ceja.

―No tenías donde dormir. Yo me ofrecí para darte hospitalidad porque sé que mi hermano no pasará aquí la noche, además, a él no le molestará―. Explicó Riki, esperando a que Sunoo le entendiese. Éste sonrió.

―Si querías que durmiera contigo no tenías que inventar una excusa...―. Sunoo hipó. ―Yo hubiese venido si era contigo... sin importar nada.

Riki sintió calientes sus orejas.

―No, Sunoo... yo... y-yo...

Sunoo abrazó a Riki, acercando demasiado su rostro al del menor.

―Silencio, Riri. Despertaras a Yunjin―. Susurró el mayor, mirando fijamente a los labios de Riki, quien empezó a entrar en pánico de inmediato. ¿Y si Sunoo lo besaba?, ¿Qué se supone que debería hacer si Sunoo lo besa?, ¿Apartarlo?, ¿Y si se sentía rechazado?

Pero no tuvo que pensar mucho más, pues Sunoo lo besó en la nariz y se apartó, tambaleándose hasta la puerta, donde empezó a golpear aparatosamente, sin cuidado alguno. Riki tuvo que respirar más de tres veces, contando hasta diez.

Riki caminó hacia él y lo apartó levemente de la puerta, dándole tiempo para mirarlo con una sonrisa boba y abrazarlo por la espalda, trepándose en su cuerpo como un pequeño koala.

El menor sonrió y abrió la puerta, luchando por no caer hacia atrás y herir a Sunoo. Cerró la puerta de su hogar una vez ambos estuvieron dentro. Sunoo enredó sus brazos en el cuello de Riki y apoyó su mejilla en el hombro del menor, suspirando pesadamente.

──    𝖿𝖺𝗅𝗈𝖿𝗂𝗅𝗂𝖺   ୨୧   𝘀𝘂𝗻𝗸𝗶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora