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Fraser se acomodó en su cama y miró distraídamente las pardas y raídas cortinas del dosel, tratando de no pensar en esos leones idiotas. Debía recordar pedirle a Draco que le ayudara a redecorar su dormitorio. El estilo de "Historias de la cripta" no era lo suyo.
La larga charla que tuvo con el padrino de su rubio amigo le había aclarado algunas cosas.
La primera, que los gryffindor son impulsivos por naturaleza y que no pueden cambiar.
La segunda, que si él hubiera ido a Hogwarts, hubiera sido una serpiente sin duda, lo que según Severus, explicaría la obsesión de esos tres con él.
La tercera, que desde hace siglos, hay un rollo extraño entre leones y serpientes.
Y la cuarta y última, que por mucho que trate de evitarlo, caería por ellos quisiera él o no.

*Flashback*
— ...y entonces salí corriendo y entré al primer lugar que vi, el resto ya sabe lo que pasó — explicó Fraser al serio hombre del retrato.

Severus masajeó sus sienes como si comenzara a tener un dolor de cabeza.

— ¿Por qué no me sorprende de esos tres? — preguntó de forma totalmente retórica.

El mayor miró a Fraser con cierto grado de lástima y con un gesto de la mano, le pidió que se sentara, simplemente señalando el asiento junto al escritorio. El joven se sentó y cubrió su rostro con ambas manos, totalmente avergonzado.

— Joder, salí corriendo ¿Cómo pude ser tan cobardica?

Severus cruzó los brazos a la altura del pecho y miró fijamente al castaño.

— Yo lo llamaría más bien una huida táctica.

Fraser resopló divertido, a lo que Severus contestó con una sonrisa ladeada.

— Escuche, créame que sé muy bien lo...abrumador que puede reultar ser el objeto de afecto de un gryffindor. No puedo ni imaginar cómo sería serlo de tres, Merlín no lo quiera. Son estúpidos, arrogantes e impulsivos, nunca hacen una a derechas y pueden llegar a ser unos auténticos bocazas...

— Por favor, dime que depués de todo eso hay un pero — medio rogó Fraser.

Severus reprimió una carcajada. Su ahijado tenía toda la razón, no le extrañaba que Draco le hubiera cogido tanto cariño tan rápido a ese squib.

— PERO — recalcó Severus, para alivio del castaño — no puedo negar que son valientes y decididos, y estoy seguro que al menos ellos fueron sinceros en sus declaraciones. La pregunta ahora es ¿Qué siente usted por ellos señor Filch?

— Sólo Fraser — pidió el menor, recibiendo un asentimiento por parte del azabache.

— ¿Y bien? — apremió Severus.

Fraser mordió su labio dubitativo. ¿Qué sentía él por esos tres? Tenía claro que los tres le gustaban, en fin ¿A que lunático o lunática no iba a gustarle esos tres hombres? Parecían sacados de un calendario navideño sexy, a parte de ser divertidos, adorables y cariñosos. El castaño recordó las palabras que le habían dedicado hace un rato y no pudo evitar sonrojarse de nuevo.
Severus miraba como el rostro del castaño se ponía escarlata y suspiró profundamente. ¿Es que nadie era inmune a los malditos leones?

—Fraser, no creo necesario que me responda, se ve por toda su cara que le gustan esos tres. Era inevitable.

— ¿Inevitable por qué?

— Verá, joven Fraser, Slytherin y Gryffindor tienen una historia...complicada — explicó el azabache — Son casas rivales desde el inicio de la fundación del colegio, pero aún así, parece que serpientes y leones no pueden evitar caer...en el amor.

Lions War (Guerra de leones) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora