Una noche. Solo iba a ser una noche. Quería desconectarme, dejar atrás el peso de mi mundo, aunque fuera por unas horas. Lo que no esperaba era encontrar algo que cambiara todo. En uno de los clubes de mi mejor amigo, una de sus bailarinas atrapó mi...
El agua fría recorre mi cuerpo, y la sensación me mantiene alerta. Mi cabeza golpea ligeramente los azulejos, y observo cómo el agua, teñida de rojo, desaparece por el desagüe. El blanco del suelo contrasta con el rastro de sangre bajo mis pies, y, por un momento, siento satisfacción. Otra vida arrancada. Otra que no merecía vivir.
Odio que intenten verme la cara de imbécil. Creen que por ser joven pueden pasarme por encima, como si no hubiera demostrado quién manda. Pero he trabajado demasiado para llegar hasta aquí. Desde que mis padres se retiraron y me dejaron el control de Londres, me aseguré de que todos entendieran que mis órdenes no se cuestionan. No hay segundas oportunidades.
Aunque me guste matar ratas, mi cuerpo está tenso. Demasiado.
Necesito un descanso. Si sigo así, no llegaré a viejo.
Cierro el grifo y tomo una de las toallas blancas, envolviéndola en mi cintura. Camino hasta el vestidor, observando la fila de trajes perfectamente alineados. Elegancia y poder, todo lo que necesito mostrar al mundo.
Hoy solo quiero desconectar. Unas copas en el club de Eros, quizás follar con alguna de sus chicas y dejar que mi cuerpo se relaje un poco. No recuerdo cuándo fue la última vez que tuve a una mujer entre mis sábanas, pero no es algo que me importe demasiado. El sexo es solo una válvula de escape, nada más. En mi vida no hay espacio para distracciones.
El amor debilita. Siempre lo he pensado. Toma a alguien fuerte, hazle amar, y habrás encontrado su talón de Aquiles. Ese será el fin de su fortaleza.
El sonido de mi móvil interrumpe mis pensamientos. Miro la pantalla y respondo con fastidio.
—¿Qué quieres?
—Hola a ti también, hijo de puta —responde Eros, riendo. Es el único que puede hablarme así.
—¿Qué quieres? —repito, más irritado.
—Vaya humor de mierda que te cargas, amigo. Así nunca tendrás novia.
—No necesito una novia.
—Lo que necesitas es follar.
Resoplo. Eros Vitale, el hijo del antiguo Don de la mafia italiana, es uno de los pocos a los que dejo hablarme así. Es el único en quien confío realmente, y tiene mi edad. Ambos heredamos el poder jóvenes, pero él disfruta de la vida de una manera que yo nunca lo haré.
—No soy tú.
—Si lo fueras, serías perfecto.
—Déjate de tonterías. ¿Para qué llamas?
—Quiero tomarme unas copas con mi mejor amigo. Relájate.
—No quiero estar rodeado de gente.
—Tranquilo, gato.
Rechino los dientes. Odio ese apodo. Mi madre me lo puso cuando era un niño, diciendo que me comportaba como un gato enjaulado, reacio al contacto físico, al trato social. Y tenía razón. No me interesa malgastar tiempo con personas que no aportan nada. Lo que no me beneficia es una pérdida de tiempo.
—Si voy, ¿me dejarás en paz?
—Ese es mi hombre. Mueve tu culo a mi club.
Antes de que siga hablando, cuelgo la llamada. Escojo un traje negro de tres piezas, me arreglo rápido y recojo mi billetera, las llaves de mi McLaren Senna, y bajo al estacionamiento. Mis ojos recorren cada uno de mis autos; es un gusto que me doy, coleccionar máquinas de alto rendimiento.
Subo al auto y enciendo el motor. Mientras acelero, pienso en lo que me espera esta noche.
Espero que al menos sea interesante.
Nota:
Bueno, me han estado preguntando cuando sale esta historia y realmente me muero ya por compartirla con ustedes, Mattia es uno de mis personajes favoritos, pero tengo otras historias que están en curso y quiero ir depurando aquellas y así comenzar con esta.
No sabría decir fecha, pero espero que sea pronto y que le den mucho amor.
Quise dejarles un adelanto de lo que se viene en esta nueva historia, espero que les guste.
Pueden seguirme en mis redes sociales y allí estaré subiendo noticias sobre cuando se lanzará el primer capitulo.
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