Re-Arranged

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'Tu nombre arde en cada rincón,

quiero arreglarte a mi manera,

mi amor te busca sin razón, sin miedo;

por ti, Yuuki, daría el corazón,

alejar cada rastrera,

porque eres mío, mi único deseo.'

'A mi lado estarás aunque el mundo se quiebre,

nadie te alejará, yo decidiré;

mi marca en tu alma es lo que celebre,

mi esclavo, mi vida, donde quiera que estés.'

~

Yuuki se encontraba tumbado en la oscuridad de la habitación, sus pensamientos girando en espirales caóticas. Un giro de vida tan drástico que lo tenía abrumado. 

Apenas hacía un año, él era solo un chico más en una sociedad que lo veía como un apoyo de segundo plano, un futuro instrumento para ser usado en el entorno femenino que dominaba todo, un entorno donde solo las mujeres tenían acceso a la bendición del durazno de Mato. Pero, ahora, él había llegado al cuerpo anti-demonios. 

Y aunque eso significaba aceptar ser el esclavo de Kyouka Uzen y ser parte de su escuadrón, sabía que era su única oportunidad de escapar de ese destino ordinario, de servir en algo que realmente importara.

Recordó el pasado, la forma en que su padre había sido encarcelado y su madre los había dejado a él y a su hermana, Aoba, a su suerte. 

Había sido Aoba quien llenó el vacío, quien lo había apoyado en medio de la tormenta. Sin embargo, incluso a ella la perdió, en un giro brutal del destino. Aún podía recordar el impacto cuando la vio, ¡viva!, aunque no del todo humana; Aoba era ahora una mezcla de ser humano y shuuki, mitad viva, mitad algo que apenas entendía. El alivio y el shock lo consumieron en partes iguales, como si la vida se empeñara en arrancarle todo para luego devolverlo transformado.

Por eso, cuando surgió la posibilidad de unirse al cuerpo anti-demonios, Yuuki no dudó en aceptar. Aunque su rol como esclavo estaba regido por el poder de Kyouka, eso era mejor que vivir una vida intrascendente. Bajo el ala de la comandante del séptimo escuadrón, su vida parecía tener sentido. Sin embargo, esa estabilidad se vio sacudida cuando Ren les sugirió el entrenamiento de él con ella, sin saber lo que vendría, ¡siendo él quien convenció a su capitana! En ese momento, no lo imaginó, pero esa decisión iba a exponerlo a una dureza que lo pondría al límite.

El entrenamiento con Ren fue una prueba inhumana. Primero, lo obligó a internarse en una cueva oscura, un laberinto interminable lleno de giros y túneles donde Yuuki tuvo que avanzar a ciegas, con las manos y pies heridos por las rocas afiladas y una fuente pobre de luz. La soledad en la oscuridad lo hacía dudar a cada paso, y la desesperación lo empujaba a seguir. Pero aquella cueva era solo el inicio. Luego vino el enfrentamiento con tres shuukis a mano limpia, una batalla brutal en la que cada segundo lo llevaba más cerca del agotamiento total. 

El reto final lo encontró luchando contra cuatro aspirantes a capitanas, en un combate que lo hizo ver de lo que era capaz cuando estaba acorralado. Ren observaba, evaluando cada movimiento, cada aliento, buscando ver si él realmente era digno de estar en el escuadrón. Llegó un punto en el que, al borde del colapso, sintió una chispa de desesperación y logró invocar a Killer Fang por sí mismo, algo que ni él creía posible. Y, al final, Yuuki lo consiguió. Pasó la prueba, aunque en el proceso descubrió una versión de Ren que era mucho más oscura y dominante de lo que había anticipado.

Ahora, en la quietud de la madrugada del 12 de marzo, se encontraba junto a ella en su cama, en el dormitorio del décimo escuadrón. Aún era difícil asimilar que apenas hacía unas horas estaba con Kyouka, disfrutando de un 11 de marzo común, y ahora todo había cambiado. Cumplía un año más de vida, y en lugar de sentirse aliviado, sentía la presión de un nuevo rol, un nuevo comienzo en otro escuadrón con Ren, quien ahora lo reclamaba como suyo.

𝑹𝒆-𝑨𝒓𝒓𝒂𝒏𝒈𝒆𝒅: Ren Yamashiro [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora