[03: Perder]

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Después de dejar a Grover y el chico (Percy, le había llamado Quirón) en las camillas, Ilian se queda un pequeño rato viendo al chiquillo.

  “Es escuálido, no parece la gran cosa como para que Quirón fuera personalmente por él, pero a la vez tiene un aura fuerte”. Ilian puede sentir un gran «poder» proveniente del chico.

  “No mames con que sí es un prohibido. ¿Ó sólo es mi mente haciendome creer que emana poder porque pienso que puede ser un hijo de los tres grandes? Meh, da igual.

  Al darle otro vistazo, la mayor sólo puede pensar en lo horrible que debió haber sido el camino hacia allí; el chiquillo se ve ya en sus 11-12 años, que es la edad en que los monstruos suelen irse contra tuya al ser mestizo, perseguido uno tras otro tras otro tras otro. En muchas ocasiones, si no terminan matándote a tí, su objetivo, terminan asesinando a alguien cercano. A alguien que estaba cerca tuyo en ese momento. Sabe que los sátiros están allí para protegerlos, y que estos hacen todo lo que están en sus manos para garantizar su vida, pero no siempre podían. Imagina al chico, corriendo de un monstruo sin forma, Grover detrás de él gritándole que no mire hacia atrás, la lluvias cayendo, el olor a monstruo cada vez peor... Imagina a la madre ó al padre humano del chico, en su casa, llorando por su niño, porque no puede hacer nada para cuidarlo de esas cosas, porque no sabe siquiera si sobrevivira la noche allá a fuera mientras intenta llegar al campamento. Luego vuelve la imaginación del semidios y el sátiro, el monstruo alcanzando a su protector, el niño volviendo por él y de alguna forma librando a ambos del monstruo en la colina Mestiza...

  Poco a poco, su imaginación se mezcla con su propia realidad. Su corazón se agita ante el horrible recuerdo, el olor a monstruo quema en su nariz, y su mente sólo ve a su madre llorando cuando él logró pasar la protección mágica. Cuando ella quedó del otro lado, sin poder pasar. En cuanto estuvo en el campamento el monstruo se había ido de allí. Importandole nada su madre que lloraba en la orilla de la montaña que tiempo después fue bautizada como “Mestiza”. Su cuerpo siente todas las emociones que pasó durante toda la persecución; miedo a morir, terror de que su madre muriera por su culpa ó siquiera saliera mínimamente herida, miedo al dolor que sentiría al morir, la ansiedad de no saber si lo lograría, el cansancio que se veía a penas opacado por la adrenalina, la impotencia... pero su mente sólo le muestra esa imágen: una mujer morena de cabellos lacios y castaños despeinados en una coleta, de rodillas con el rostro lleno de lágrimas mientras miraba hacia una granja vacía, hacia donde se suponía que estaba su hijo pero sin verlo. Esa imagen persiguió a Ilian durante todo ese año e incluso ahora, once años después, suele verla entre sueños.

  Siente algo mover su brazo y eso la hace volver al presente, la hace volver a ver al niño desmayado en la camilla frente a ella y no otra cosa. Voltea hacia donde vino el movimiento y ve a Annabeth sosteniendo un vaso con lo que seguramente era nectar. La niña iba a decir algo, pero la interrumpe.

—Debo irme —dice de manera atropellada mientras se dirige a la salida— Tu también deberías irte pronto a dormir, tu horario empieza temprano, ¿no?

  Pero no la deja contestar, pues no dejó a caminar y al decir lo último cierra la puerta.

  El aire le pega en el rostro, sintiéndolo más fresco ahí donde las lágrimas están escurriendo. Las siente secándose, sólo para que se vuelva a humedecer esa parte con nuevas.

  “Si la mente... MI mente ha decidido borrar los eventos traumantes para «protegerme», ¿por qué se empeña tanto en mostrarme eso?”

  Quirón se lo había dicho una vez, Ilian no recuerda muy bien cómo llegaron a esa conversación, probablemente fue porque estaba muy vulnerable emocionalmente y ese día... ese día era el sexto aniversario de la muerte de su madre. Él mencionó su falta de recuerdos de su madre, y el centauro le había mencionado eso: «En ocasiones, la mente borra fragmentos de nuestra vida que le producen tristeza, estrés, miedo ó enojo. Es un mecanismo de defensa».

Madness And Cunning Donde viven las historias. Descúbrelo ahora