36. La pérdida

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Me desperté en mi habitación del castillo en Asviast, no sé en qué momento volvimos al pueblo, solo sé que sentía un terrible dolor desde muy temprano. Nadie a venido a verme y no tengo ganas de levantarme, ni comer, ni dormir, este dolor no me lo permite, solo estoy en la cama retorciéndome de dolor.

En un pequeño momento en que pude descansar e intentar cerrar los ojos las puertas de la habitación se abrieron suavemente dejando ver a un rey bastante preocupado. Entró, se sentó a un lado de la cama y tomó mi mano suavemente, acarició mi cabello e intentó limpiar el sudor que había en mi frente.

_las cosas se están complicando, no sé que hacer_dijo

_¿qué pasa?_mi voz sonaba débil, cansada, en un susurro

_quieren juzgarte, el consejo. Las leyes de este reino no se doblegan ni se ignoran ante nadie_suspiró y me miró a los ojos_ni siquiera ante una reina

_¿de qué me acusan?

_de traición a la corona. La ley dice nadie de este reino debe acoger bajo su techo a un rebelde ni ser aliado de los rebeldes, quien lo haga será castigado con...

_la muerte_terminé por él

_si, mi ley se ha vuelto en mi contra

_yo no sabía que era una rebelde

_al consejo no le importa, y no sé qué más hacer, no sé cómo salvarte de esto.

_no hagas nada, tu tienes las manos atadas

_no seas obstinada y dejame ayudarte

_si me ayudas el consejo irá a por ti. Me salvaré a mi misma, consigue que realizen el juicio en la plaza, espero que el pueblo esté de mi parte

_estás embarazada, usa eso a tu favor_se quedó mirando mi panza abultada_¿cómo está?_me extrañó la pregunta pero la respondí

_bien, un poco inquieto pero bien

_me arrepiento de haberte hecho daño, soy muy impulsivo y tal vez no controle la ira

_una disculpa no vendría mal en este momento_se levantó y se fue, pero frenó en la puerta y abló_el juicio será mañana.

Volví a cerrar los ojos pero mi paz no duró mucho porque volví a caer en el ciclo de dolor en el que estaba desde la mañana, y el dolor era de tal magnitud que me arrancó un grito alarmando a los guardias de la puerta,  quienes inmediatamente llamaron a Ayshe, el rey y un doctor, justo el que me anunció que me anunció que estaba embarazada.

_todo parece estar bien_dijo después de examinarme

_pues no lo está  si siente dolores, está más pálida

_por ahora solo puedo preparar un brebaje para calmar el dolor y mañana la examinaré nuevamente

_haga lo que sea necesario.

Después de unos minutos me trajeron un brebaje amargo que me ayudó un poco pero no calmó totalmente mi dolor. Pude ver a Freya, quien estaba algo feliz porque no tenía que ver al señor Skiner en unos días. Me leyó alguno de sus cuentos compartió su almuerzo conmigo aunque casi no probé casi nada.

Al día siguiente gracias al brebaje me sentía un poco mejor, pero no del todo bien, me trajeron un desayuno bastante delicioso pero no pude probarlo, no tenía nada de hambre y todo lo que comía lo vomitaba casi al instante. El doctor vino a verme tiempo después y después de soportar más regaños y gritos del rey por no saber lo que me pasaba logró irse sano y salvo. Me aseé y cambié de ropa para poder ir a la plaza del pueblo para que se celebre el juicio.

En la plaza había un montón de personas a las que había conocido mientras el rey estaba en la frontera y al frente de todos y junto al rey estaban cinco ancianos muy viejos que me miraban con el rostro neutro, sin mostrar ninguna emoción.

_Norlán Elizabeth Kastán vant de Asviast, reina de Asviast. Se la acusa de traición a la corona por dar refugio a una enemiga de la corona. ¿cómo se declara?

_inocente_se oyeron varios murmullos

_¿en qué se basa?

_ni siquiera sabía que fuera una rebelde, ¿cómo no iba a darle refugio?, la ley dice que cualquiera que pueda ayudar a un aliado será recompensado. Pensé que era de la nació

_pero ella no era de la nación

_¿cómo iba yo a saberlo?

_¿porqué deberíamos creer que no lo sabía?

_apenas la conocía_me miraron incrédulos mientras el rey mantenía una actitud neutra_la ley dice que cualquiera que pruebe su inocencia será libre y recompensado. Puedo probar mi inocencia

_¿cómo?

_gente de Asviast_me volví y hablé al pueblo_¿porqué refugiaría a una rebelde?, ¿en qué me beneficiaría?. ¿porqué ayudaría a los rebeldes a destruir una ciudad en la que he trabajado tanto por mejorar?

_sus palabras no sirven de nada, hacen falta pruebas

_yo..._empecé a sentir un fuerte dolor en el vientre bajo, esta vez el dolor era mucho más insoportable que antes y agua chorreaba de mi entrepierna _umm..._mis piernas fallaron y caí al suelo

_¡Elizabeth...!_el rey se acercó corriendo

_¡mi reina!...¡mi reina!..._hubieron personas exclamando entre el pueblo_¡la casa de la comadrona está cerca su majestad!_el rey me cogió en brazos y poco a poco fui perdiendo el conocimiento.

_estarás bien...aguanta.

*Narrador omnisciente*

Para despertar a la reina que se había desmayado la comadrona utilizó un trozo de algodón y alcohol, después de que se hubiera despertado la sala de parto se llenó de gritos de dolor y rabia, la reina estaba de parto.

Después de pujar, gritar de dolor, perder mucha sangre, sudar por el esfuerzo y desmayarse más de una vez por el cansancio el bebé nació. En Asviast existía la tradición de elevar una bandera blanca en el tejado del paritorio cuando un bebé nacía, si se mantenía verde todavía estarían de parto; si suben la negra, el bebé murió; si es la violeta, fue la madre quien murió y si es gris, murieron los dos.

El niño que había nacido no lloraba ni daba señales. Mientras las personas que estaban fuera gozaban y cantaban de alegría porque el príncipe había nacido. Entonces un guardia entregó una nota para el rey al abrirla el rey derramó una lágrima:

Usted podría haber evitado esto, solo tenía que entregar su corona.

Larga vida al príncipe de Asviast.

Cuando el rey elevó la cabeza vio la bandera blanca siendo intercambiada por la negra y entre la gente del pueblo dejaron de festejar, Ayshe lloró y el reino se sumergió en un silencio sepulcral, el príncipe había muerto.

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