22. Sin salida

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—¡Sana-yo! —Hirai abrazó fuerte a su novia.

—Momoring —Sana intentó fingir felicidad ante la llegada de la alfa.

—Te prometo que en tu próximo celo te llevaré a un lugar muy bonito y privado para que estemos juntas. Llevaré mucha ropa mía para que hagas el nido más bonito cuando estés esperando a nuestros cachorritos —a Sana le encantaban esos pequeños momentos en los que Momo era cariñosa y alegre, no de forma romántica, pero prefería que así fuesen siempre.

—Momo, debemos hablar antes de que sigas haciendo planes...

—¿Segura que tú celo solo dura tres días? —preguntó de forma pícara acariciando a Sana sin vergüenza alguna.

—Si, es lo que siempre ha durado. No creo que cambie ahora, Momoring —hace algunos días eso la hubiera excitado pero ahora solo sentía ganas de empujar a Momo para alejarla.

—Sana, llevo varios días sin tocarte —Hirai la acorraló contra la pared— Aunque sea por encima de la ropa.

La alfa tomó posesión de los labios de Sana, metiendo su lengua sin siquiera pedir permiso.

Minatozaki sabía que no tenía ningún caso forcejear, además Momo podría sospechar que algo paso en su ausencia y sabiendo la condición de la mayor era mejor no provocar esa situación.

Agradecía mentalmente sacar sus mejores dotes de maquillaje para ocultar su marca.

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—¿Cuándo viviremos juntas, mamá? —Yunjin descansaba en el regazo de Jihyo.

—Cuando las cosas entre tu mamá y yo se estabilicen —Park titubeó antes de preguntar— ¿Yunjin, cómo se comporta Momo contigo?

—Siempre quiso acercarse a mí de una forma muy exagerada. Ni siquiera me gusta la forma en que dice mi nombre —la niña miró directamente a su madre alfa— Es como sí quisiera que bajara la guardia para después hacerme daño. Su mirada da demasiado miedo.

—¿Algo más?

—Soñé feo con ella, me atrapaba y me ahorcaba —Yunjin comenzó a temblar de solo recordarlo— Decía que mi mamá y yo somos de su propiedad.

Park meditó un poco, su pequeña realmente se sentía en peligro pero su inocencia la hacía ignorar el asunto.

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La omega se sentía una basura en esos instantes. Ni toda el agua y jabón de la ducha le quitaban la suciedad que sentía en su piel.

Se preguntaba porque había permitido a Hirai tomar su cuerpo y saciarse con el. Minatozaki trató de contener el llanto que se avecinaba. Pasó de sentirte sumamente feliz por los tres días que pasó al lado de la alfa que en verdad amaba a sentirse mal por no tener el valor de terminar en ese instante la relación con su destinada.

Momo dormía plácidamente después de haber tomado posesión del cuerpo de Sana y derramarse varias veces en ella. Hirai no sospechaba nada de lo ocurrido mientras no estaba.

Después de arreglarse, sin olvidarse de ocultar la marca que Jihyo le había puesto, decidió ir por su pequeña. Al menos Yunjin era la luz que iluminaba su vida.

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—¿Qué ocurrió, Sana? —Jihyo estaba preocupada al ver el estado de ánimo de la japonesa— ¿Momo te hizo algo malo?

—Jih, tengo miedo —confesó entre lágrimas abrazando a la alfa quién la acunó en sus brazos de forma rápida— No sé de lo que ella sea capaz, en cualquier momento va a ponerse muy agresiva y hacerme daño a mí o a mi hija.

—Yo las voy a proteger aunque me cueste la vida, no voy a volver a abandonarlas nunca —Jihyo dejó que su omega llorara, ya se hacía una idea de lo que había ocurrido en el período que no estuvo con ella— Hirai no les va a poner una mano encima.

—No, Jih. No quiero que te haga nada —contestó contra su pecho y tomando fuerte con los puños partes de la camisa de Park — Si Momo me hace daño o me impide volver a acercarme a ti, quiero que cuides a Yunjin y nunca la dejas sola.

—No digas eso, Sana. Yo sin ti me muero —Jihyo tomó la cara de la japonesa de forma delicada entre sus manos haciendo que la mirara— No sería capaz de vivir sin ti nuevamente, amor. Además, ahora tienes mi marca y por lo tanto nuestro lazo es tan fuerte que las dos podemos salir lastimadas de una separación.

—Perdóname por ser tan cobarde.

—Quién debería de pedirte perdón soy yo. Nada de esto nos estaría pasando sí yo no hubiera huido como una cobarde cuando me dijiste que estabas esperando a Yunjin.

Sana dio un último beso a Jihyo antes de entrar por Yunjin para irse al lugar que ahora le causaba escalofrío.

Yunjin sabía que su mamá estaba preocupada y asustada pero optó por no preguntar. En lugar de eso llenó su mente con pensamientos positivos sobre un futuro prometedor en el que viviría con su familia y jamás volvería a tener miedo de un alfa.

Un destino diferente °SaHyo°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora