Capítulo 8 (2)
Inui se acercó con cautela viendo como el albino se separaba de su caballo para acercarse a él. De reojo vio como Filomeno hizo una reverencia y se alejó un poco dando pasos hacia atrás, sin llegar a alzar la cabeza en ningún momento. Inui recordó las palabras del rubio con lo de dar una reverencia y pues la hizo, aunque sin llegar a bajar la cabeza y manteniendo su mirada sobre la del albino
Koko: bienvenido
Inui: je hola — escucho un chasquido de lengua detrás del albino seguido de un “oilo” proveniente de una voz que ya tenía muy presente. “pinche weon, si tienes algo que decir decímelo en la cara”
Inui no tuvo oportunidad de hacerle mala cara al gorila rubio ya que su atención fue totalmente robada por la enorme bestia que el albino traía con él, un precioso corcel de pelaje blanco
Koko: Inui, él es Güneş
Casi como si el animal comprendiese para quien había sido traído, acercó su hocico a la cara del rubio, envuelta por el velo. Inui sonrió bajo la tela mientras su mano lo acarició con dulzura
Koko: es el corcel más manso, no te dará problemas
Esto hizo que Inui saliera de la ensoñación del momento, se acordó que el no sabía montar :u
Inui: jejeje gracias — ¿y ahora como se subía? Al poner un pie sobre el estribo de inmediato sintió unas manos las cuales lo tomaron de la cintura y le dieron el impulso necesario para terminar de subir, miró hacia abajo dándose cuenta de que fue el albino quien le ayudó.
Inui observó como el albino caminó hasta llegar a su propio caballo y se subió. El sultán hizo una señal que todos parecieron comprender, claro, todos menos el rubio. Inui se empezó a preocupar viendo como empezaban a moverse, él no sabía cabalgar, pero ya para este punto le daba pena decirlo. Ya llegados a este punto el rubio miró lo que los demás hacían e imitó los movimientos que esta gente empleaba
Inui: — “uy, vamos Inui no quedes en ridículo”. Sujetó las riendas tomando ejemplo de los guardias subidos a sus caballos
Emprenden la marcha tomando un sendero que parecía oculto a la vista de los ciudadanos pues no se veía una sola alma por ahí. Los guardias que los iban siguiendo, Inui reconoció que todos formaban parte de este pelotón rojo, pues llevaban los mismos uniformes. Inui toma las riendas con fuerza al sentir como su caballo avanza, un trote lento, pero esto no le calmó el nerviosismo.
Entre la espesura del bosque, los rayos dorados del sol se filtraban de una forma hermosa entre las hojas amarillas y naranjas del otoño, creando así, un mosaico de luz y sombra en el suelo. el aroma fresco de la vegetación llenaba el aire que removía las telas del velo de Inui. Al ir entrando mas por el sendero, Inui no pudo evitar deleitarse con estas hermosas vistas, el día era perfecto, el sin fin de tonos naranjas de esta época del año lo recibió con calma. Inui había olvidado por completo en donde y como iba, pues estaba tan distraído apreciando la belleza que el lugar podía ofrecer. En un momento del viaje, el rubio desvío su vista de un árbol a una de las hojas que era jalada por el viento, Inui la siguió con la mirada y esta se quedó atorada en la cola de un corcel que iba más adelante. Inui alzó la vista hacia la persona que iba a la cabeza del grupo, el sultán, parecía tan en calma, una figura que cabalgaba con gracia sobre su blanco corcel, imponente y majestuoso, con la espalda recta y la frente en alto, avanzaba sin esfuerzo alguno bajo los rayos del sol que lograban colarse entre las hojas. Inui se sacudió la cabeza al notar que lo estaba viendo demasiado, se obligó a llevar la vista a otro lado o distraerse con los sonidos que emanaban del bosque, incluso con los golpes de los cascos que resonaban contra el suelo.
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El Sultán Y Su Favorito
Fiksi PenggemarKokonoi es el sultán del gran imperio otomano, él junto a sus hermanos dirige el reino y sus provincias Inui es un chico que será llevado por la fuerza al harem del sultán y desde entonces será su concubino La vida de Inui mejora, de campesino a se...