𝐀𝐝𝐮𝐥𝐭𝐞𝐫𝐲❦ 𝐑𝐚𝐝𝐢𝐨𝐀𝐩𝐩𝐥𝐞

Capitulo uno.

|Aclaraciones: Realidad omegaverse/ Omega intersexual 💌.|

Hace muchos años atrás...

Cuando Lucifer y Lilith fueron desterrados para ser enviados a las profundidades del mismo sueño descarriado que ellos crearon, la idea de formar una familia no fue algo que añorarán con entusiasmo. De echo, el ángel estaba bastante decaído por haber sido pisoteado al ser un soñador nato, jamás había querido que sus acciones los llevaran ambos a un mundo tan blasfemo y oscuro.
Consumido por la tristeza y la decepción en sí mismo, sus instintos como Omega se apagaron. Si antes habría querido formar una familia con aquella hermosa Alpha, ahora no podía dejar de pensar que traer un cachorro aquel mundo sería mucho peor que ser juzgado por la elite angelical.

Lilith en cambio se empodero y comenzó a formar un ejército de demonios, aumentando la población día con día.
Era la líder que el Pentagrama necesitaba y al igual que su querido esposo la idea de un heredero por el momento no le convenía, necesitaba estar pendiente de cada parte de su nueva ciudad y cuidar de un Omega en gestación ocuparía la mayor parte de su tiempo.
No se arrepentía de sus acciones, le demostraría al cielo y al imbecil de Adám que no iba a someterse ante nadie.

La pareja parecía vivir feliz aunque en realidad las cosas cambiaron bastante con el pasar de los años. Lilith pasaba menos tiempo en casa, se mantenía ocupada casi todo el día, mientras que nuestro querido soberano descubrió que era bueno fabricando pequeño patitos de goma. Llevaba hasta la fecha una racha de más de veinte mil, algunos los quemaba porque no le agradaban del todo o creía que eran bastante simples.
Encerrado en su mundo empezó a olvidarse de sus propias necesidades; olvidó por completo que no solo era él Ángel más fuerte en todo ese lugar sino también que cada cierto tiempo su cuerpo necesitaba con frenesí sentirse deseado, procrear y volver a ser tomado. La última vez que había estado con Lilith fue después de ser desterrados y la Alpha había sido lo bastante precavida para no anudar en él. A pesar de ello, Lucifer no se sintió rechazado ni triste por no tener una vida formándose en su cuerpo en ese momento, es más, se sintió aliviado de seguir con su vida como ni nada. Desde entonces, la pareja jamás volvió a tener intimidad.

¿Y entonces qué pasó? ¿Por qué ahora cargaba con una hermosa niña?

La respuesta pasó justó después de que conociera al aclamado Demonio de la Radio. Un ser de gran poder en el infierno, claro no más que él pero si él suficiente como para haber desaparecido Overlords de gran estatus. Lilith fue la que le contó sobre aquel demonio en un principio, estaba bastante interesada en conocerlo que la idea de invitarlo a su hogar para una pequeña cena surgió de la nada.
La invitación no tardo en ser aceptada y después de pasar un día entero cocinando algo presentable, por fin lo conoció.

Parado justó al lado del pie de las escaleras; vestido con un traje formal en tonos rojizos que parecía dar a verse bien vestido, aunque con unos pequeños tirones en la parte baja. Bastante alto y parecía que en su mano derecha traía consigo un micrófono, también esa orejas de venado y la sonrisa más intimidante que pudo haber visto, lo hacía ver como un completo desquiciado, inmoral y encantador Alpha.

—¡Es un honor conocerlos! Mi nombre es Alastor pero la mayoría de mis oyentes me conocen como el demonio de la radio—

Hizo una pequeña reverencia. Parecía ser un demonio bastante elegante y pulcro a pesar de que detrás de esa sonrisa que le ponía la piel de gallina se escondiera un asesino serial.
Las horas pasaban con rapidez y mientras su querida esposa aprovechaba que la cena aún se cocinaba para poder dialogar con Alastor, el Ángel comenzó a sentirse extrañamente acalorado. Creía que el haber estado cocinando y luego pasarse a un lugar más fresco provocó esa sensación de bochorno en su cuerpo, pero conforme los minutos pasaron y el calor se convirtió en picazón por todo el cuerpo, el sudor comenzó a escurrirse en pequeñas y finas gotas por su frente hasta caer por su mandíbula y un hormigueo en su vientre que le hizo más de una vez doblarse por la incomodidad, fue que cayó en cuenta que no se debía a un bochorno normal, si no más bien a un comienzo de celó.