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-Celestia? Me estas jodiendo jamas me fijaría en ella.

Otra vez.

- Celestia? ¿Me estás jodiendo? Jamás me fijaría en ella.

Otra vez la misma historia de siempre. Pensé que al fin había encontrado al indicado, pero fui otra vez la burla de todos.

- La verdad, solo me acerqué a Celestia para tener algo con una de sus amigas, pero fue imposible - Suelta un suspiro de desánimo.

Mientras me hallaba oculta afuera de su clase, su voz resonaba con tal intensidad que parecía traspasar las paredes, llevando consigo cada una de sus palabras al aire. Un nudo creciente se formaba en mi garganta, mientras él desgranaba sin cesar las razones, como si fueran afiladas dagas, por las cuales nunca consideraría siquiera dirigirme una mirada.

Sin poder soportar más, me vuelvo hacia mi propio salón, manteniendo a raya el dolor que me embarga, mientras sostengo mi máscara de indiferencia ante los demás, mostrándoles, como siempre, que nada me afecta y que sus opiniones no tienen poder sobre mí, convenciéndome de que soy superior a ellos en todos los aspectos.

Pura mierda.

Me invade un sentimiento de torpeza y frustración, mientras me pregunto qué me falta para captar la atención de alguien.

Perdida en mis pensamientos, reflexiono sobre mi último año en este colegio. Anhelo entrar al bachillerato y dejar atrás esta etapa, deseando fervientemente encontrar un lugar donde no tenga que cruzarme con ninguno de mis compañeros actuales. Agradezco que esta ciudad no sea tan pequeña, lo que aumenta las posibilidades de escapar de esos encuentros incómodos.

Al terminar las clases, me encuentro con mis queridas amigas Sam y Clau, quienes me reciben con cálidas sonrisas. Durante el trayecto, el ambiente se llena de risas y recuerdos de nuestra infancia, pero la alegría se desvanece cuando llegan esas preguntas.

Clau intenta cambiar el tema preguntándome por Sean, lo que provoca que el nudo en mi garganta se apriete una vez más. ¿Realmente era necesario hablar de eso ahora? Despejando mi garganta para aliviar la tensión, respondo con un vago 'Hmm', tratando de encontrar las palabras adecuadas.

-Nada nuevo-, digo finalmente, admitiendo que una vez más me he aferrado a una ilusión inexistente. El silencio se cierne sobre nosotras, pesado y opresivo.

Sam interviene tratando de levantar el ánimo con preguntas sobre mi nueva escuela. Clau, sin embargo, expresa su tristeza ante la separación que se avecina. Intentando mantener la compostura, les aseguro que vivimos cerca y que todo estará bien.

Sin embargo, al llegar la noche, el peso de la realidad se hace insoportable. Las lágrimas no cesan y el dolor en mi pecho persiste. Me pregunto si estoy lista para los cambios que se avecinan: graduarme, comenzar en una nueva escuela, rodearme de gente desconocida. La idea de enfrentar estos desafíos sin mis amigas me llena de temor y ansiedad.

Anhelo Perdido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora