Capítulo VIII

11 2 1
                                    

Akari
Tres días después

Los últimos tres días fui un cero a la izquierda. Aurora me ha tratado como si fuese una mascota a la que le puede dar órdenes como se le plazca. Fill me ha gritado, ignorado y ha sido muy grosero conmigo. Me avisa tarde cuando me dice que no me llevará a casa y tengo que llamar a Nani para que vuelva por mí. Lo mismo en las mañanas, no pasa por mí y tengo que molestar al pobre de Kira para que venga a buscarme y llevarme a la central. No importa cuánto repita el "No es problema llevarte, no te preocupes". Siempre me sentiré mal porque es de último momento.

-Akari, deja de sentirte culpable. Tu cara me está haciendo sentir mal a mí. -Me habla mientras conduce y trato de cambiar mi expresión.

-Lo siento, aún me sienta mal tener que recurrir a ti tan temprano en la mañana.

No dice nada, pero me sonríe y le devuelvo la sonrisa. Algo que he notado es que tengo más confianza al mirar a las personas, en especial a Kira, Fill y un poco a Raven. Intenté con Luca y con Natalie, pero apenas logré mantenerlo por unos segundos. Vamos a mitad de camino, pero honestamente no tengo sueño, por lo que me quedo despierta hablando con él.

Apenas llegamos, veo a Fill en la entrada. Por lo que veo en su expresión, está de mal humor. No me saluda y solo hace una seña para que lo siga. Me despido rápido de Kira, quien me mira como si me tuviese pena. Salgo corriendo porque quiero evitar los regaños por demorarme dos minutos. Apenas llego, veo a Raven y a... ¿Aurora? Eso me extraña; que yo sepa, se encarga de la logística y, aparte, ¿por qué viene a mi entrenamiento?

-Entrenarás con Raven hoy y mañana también. Yo observaré junto a Aurora.

No respondo, pero siento su mirada en mí. El entrenamiento comienza con normalidad: trote, flexiones, sentadillas, golpes a la bolsa de boxeo y reflejos, todo en alta intensidad. A medida que las horas transcurren, nos adentramos en el entrenamiento de combate después de una sesión de alta intensidad. Raven me domina con facilidad, derrotándome seis veces seguidas con la misma técnica barata: una patada baja que me desequilibra por completo. Cada vez que mi cuerpo toca el suelo, sé que he perdido, y lo peor es que parece anticipar cada movimiento, dejándome sin opción de escapar de su implacable asalto.

-¿Vas a rendirte ya? Estoy cansado.

-Una vez más -contesto-. Por favor.

Levanta las manos en el aire. -Como la reina diga.

Sonrío ante el comentario, ¿la reina? Esa es Milla; yo apenas soy una Carta 5 en el Escuadrón de Picas. Aunque si me gustaría ser más importante, entiendo que no pueden solo valorar mis habilidades sin lograr algo grande dentro de la organización. Me pongo en posición y esta vez me mentalizo: lo derrotaré.

-¿Lista? -Me pregunta y asiento, reforzando mis piernas para no caerme.

Ataca con lo mismo: se agacha para girar sobre su pie y desestabilizarme con una patada. Retrocedo rápido, lanzo una patada a su pecho para tumbarlo y queda boca arriba. Me abalanzó sobre él y golpeo su nariz con mi puño.

-¡Para! -Clama por un alto repentino al sentir el golpe en su nariz. La sangre comienza a brotar y caigo en cuenta de lo que acabo de hacer. Por alguna estúpida razón lo golpeé luego de haberlo derribado.

<<Eres una idiota, Akari>>

Me levanto de encima suyo y lo ayudo. Ya de pie, decide hablar. -Fue un buen golpe, ángel. -No puedo evitar sonrojarme cuando me dice así, 'ángel'. En algún momento comenzó a llamarme así y es extraño porque no me incomoda más allá de un torpe sonrojo.

Me muevo rápido en busca de un pañuelo para detener el sangrado; me preocupa haberle quebrado la nariz. Cuando vuelvo para auxiliarlo, tiene a Fill diciéndole un par de cosas que no escucho con claridad, pero parece un regaño, ¿y ahora por qué?

La sombra del Gran MonarcaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora