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Rayne caminaba por los pasillos de la Academia Easton, su cabello bicolor ondeaba suavemente con cada paso que daba. Sus ojos brillaban con determinación mientras repasaba mentalmente lo que había aprendido en clase. A pesar de ser conocido como un "Iluminado divino", su corazón latía con suavidad cuando pensaba en una persona en particular: ____, una simple y sencilla maga de una línea.
Ella era todo lo que Rayne no era: delicada, refinada y carecía de un talento mágico innato a comparación de Rayne. Mientras ella luchaba por dominar los rudimentos de la magia, Rayne fluía con gracia a través de los conjuros y hechizos. A menudo, se encontraban en el mismo salón de clases, y Rayne no podía evitar sentir una mezcla de atracción y curiosidad cada vez que la veía.
Un día, durante una práctica de hechizos, Rayne se encontró con ____ en el patio trasero de la academia. Ella estaba concentrada en conjurar pequeñas luces mágicas, su rostro iluminado por la energía mágica que emanaba de sus manos. Rayne se acercó con cautela, sintiendo el peso de su propia ineptitud mágica que desprendía ella en comparación con la suya.
"____, ¿puedo hablar contigo por un momento?", preguntó Rayne, sintiendo cómo las palabras se atascaban en su garganta.
Ella levantó la mirada, sorprendida por la presencia de Rayne. Sin embargo, su expresión se suavizó al reconocer al "Iluminado divino".
"Claro, Rayne. ¿Qué necesitas?", respondió con amabilidad.
Rayne se aclaró la garganta, reuniendo toda su valentía antes de hablar. "He estado observando tu magia. Es... Curiosa. Me gustaría enseñarte, si estás dispuesta a aprender."
Ella sonrió, sus ojos brillando con afecto. "Por supuesto, Rayne. Estaría encantada."
A partir de ese día, Rayne y ____ pasaron mucho tiempo juntos, practicando magia y compartiendo sus experiencias. Con el tiempo, Rayne comenzó a notar los pequeños detalles sobre ____ que lo enamoraban aún más: su risa musical, su ternura al tratar con los demás y su pasión por aprender a dominar la magia.
Pero a medida que su relación crecía, también surgieron desafíos. Ella luchaba con sus propias inseguridades, sintiéndose inferior a Rayne en términos de habilidades mágicas. Sin embargo, él la alentaba constantemente, recordándole que su fuerza y su determinación eran cualidades igualmente valiosas.
Finalmente, en una noche estrellada bajo el dosel de árboles centenarios en el patio de la academia, Rayne reunió coraje para confesar sus sentimientos.
"____, desde el momento en que te vi, supe que eras especial para mí", comenzó Rayne, su voz temblorosa con emoción, era la primera vez que se ponía así ante alguien. "Tu magia es increíble, pero lo que realmente me cautiva es tu corazón gentil y tu espíritu valiente. Me gustaría ser parte de tu vida, si me permites."
Ella miró a Rayne con ternura, sus ojos brillando con amor. "Rayne, desde el momento en que te conocí, supe que eras alguien especial. Tu fuerza y tu determinación son inspiradoras, y tu corazón es aún más grande de lo que imaginaba. Me encantaría que fueras parte de mi vida también."
