iv. agustín lain

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ascensor averiado.
(venga, uno calmadito)

oc name: elia bayona
aviso: habrá unas partes en catalán las cuales estarán traducidas aprovechando que como Bayona es catalán, pues su sobrina también.

Había sido un largo día en el set de grabación de La Sociedad de la Nieve, como ayudante de dirección tenías la ardua tarea de ayudar a tu tío a dirigir a los chicos cuando estos no entendían que quería explicar el director, el problema de ese importante trabajo es que había cierta persona del set que no te tomaba muy en serio porque pensaba que estabas ahí por puro enchufe cuando realmente no era así tenías un título en comunicación audiovisual y trabajabas en una de las mejores productoras de España como guionista, directora y también como ayudante de dirección. Pero para Agustín Lain seguías siendo alguien que le había llorado a su tío para estar en ese largometraje y que no había trabajado igual de duro que ellos. Esos pensamientos que tenía el uruguayo conducían a que en los descansos cuando tú te encontrabas con los chicos aprovechando tu descanso, este intentara hacerte enfadar por cualquier cosa, insinuando que no entendía qué hacías ahí y haciendo que tuvieras que aguantarte las ganas de darle un puñetazo y salir llorando.
Para tu buena suerte tenías a Blas como apoyo, siempre ayudándote a canalizar esa energía rabiosa que querías salir de ti, se había convertido de tus mejores amigos del set hasta el punto de ofrecerle compartir piso ya que por lo visto tenía intenciones de quedarse a vivir en España por una temporada.

Ya te encontrabas esperando al ascensor para subir a tu habitación, algunos de los chicos del cast habían ido al gimnasio para quemar más grasa, mañana era día de pesaje y más de uno había tenido un atracón de comida a escondidas de Jota. Cuando al fin llegó tu ascensor y picaste al piso número siete viste como la persona con la que menos te apetecía compartir ascensor se acercaba casi corriendo para poder subir en él también. Desesperada, pulsabas al botón para que se cerraran las puertas de una vez, pero parecía que Agustín tenía la suficiente energía para poder esprintar y evitar que fueras sola en ese trayecto. Soltaste un bufido de desagrado, ambos ibais a la misma planta.

– Déu meu, no és possible... (Dios mío, no es posible)━ se notaba la molestia en tu voz y a pesar de haber murmurado casi para ti misma Agustín se giró hacia ti con una mirada molesta.

– No se ni que dijiste pero eso de andar hablando idiomas que el otro no entiende es de mala educación, nena enchufe.━ su tono era también molesto.

Si por el fuera no hubiera corrido hasta el ascensor, pero no estaba para esperar a otro. Y también es que no podía negar que disfrutaba de molestar a Elia, era de las cosas más fáciles que había. Además de que debía admitir que a veces le molestaba que prestara más atención a Blas que a él, aunque eso se lo ganaba a pulso si su manera de hablar con ella era simplemente metiéndose con su trabajo.
Ya estabas harta, hoy habías tenido demasiada paciencia con el chico y ya no te encontrabas siendo su jefa, sentías como tu cara se ponía un poco roja de la ira y soltaste un bufido ya molesta.

– ¿A ti qué coño te pasa? ¿Sabes lo que he trabajado para poder conseguir estar aquí para que ahora un niñato que se cree se va a comer el mundo venga a decirme que estoy porque Jota es mi tío?━ giraste tu rostro para poder mirar a la cara a Agustín mientras un dedo acusador se alzaba hasta su pecho.━ No sabes la cantidad de niñatos como tú que he conocido que se creían que era el papel de su vida y que se lo merecía más que nadie saliendo por patas en busca de otra profesión porque pensaba que no le hacía falta estudiar más. Así que Lain, como vuelvas a decir que soy nena enchufe, te juro que te rompo los dientes uno a uno y de lo único que podrás hacer es de cadáver.

Tu voz cada vez se alzaba más y más a lo largo de ese discurso y justo en el momento en el que acabaste de decirle esto un pequeño temblor en el ascensor y las luces de emergencia encendiéndose te dieron a entender que el ascensor se había parado. Y si ya antes tenías ganas de llorar, casi corriendo pero con mucha cautela fuiste hasta una de las paredes del ascensor mientras sentías que te empezaba a costar respirar, las lágrimas estaban empezando a brotar paseándose por tus mejillas mientras repetías varias veces que eso no podía ser posible.

𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒 | LSDLN CASTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora