ii. matias recalt

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piercing
+18
TW: si son como yo y le tienen miedo a las agujas lean el principio con precaución. <3
oc name: alaia torresma

– Vale, ahora sentirás una pequeña punzada. Lo más normal es que te duela y si llegas a marearte ahí tenemos un poco de zumo y ya está.

El salón donde solías tatuarte también hacía piercings, pero por alguna razón que desconocías tenías un profundo terror a las agujas y era verdad que hasta tatuajes grandes llevabas como el de la espalda, pero este era diferente; el hecho de que una aguja te fuera a perforar tu ombligo te llenaba de ansiedad paralizante.

A pesar de las palabras reconfortantes de la chica, tu corazón latía con fuerza y podías sentir el sudor frío formándose en tus palmas, encima no podías parar de mirar fijamente aquella aguja que sostenía la chica.

Intentabas concentrarte en las indicaciones de la chica, tanto de cómo sería el procedimiento hasta de cómo debía cuidarlo para que no se infectara, pero tus pensamientos estaban dominados por el miedo al dolor. ¿Qué pasaría si te mareabas o no soportabas la sensación? Agradecías internamente por que te avisaran de que si en cualquier momento sentía que se iba a marear había un zumo a su disposición en caso de necesitar recomponerte.

– Está bien, cuando tu quieras hazlo.━ con un nudo en la garganta dabas tu consentimiento y desviaste la mirada hacia un punto lejano de la habitación, incapaz de enfrentar el momento en el que a aguja estaría en contacto con tu piel.

– Bien, coge aire... Y ahora suéltalo despacio.

Tenías los nervios a flor de piel mientras seguías las instrucciones de la chica, tomaste una profunda bocanada de aire para después soltarlo lentamente. Cerraste los ojos con fuerza, preparándote mentalmente para el dolor que sabías que se vendría en cualquier momento.

Y en un fugaz instante, sentiste un ligero pinchazo en el ombligo, seguido de un click que resonó por toda la sala que se encontraba casi en silencio si no fuera por la música de Camela que había de fondo, ya había colocado la pieza que habías elegido.

Un suspiro de alivio se escapó de tus labios, mientras la chica que te había perforado acercó el zumo que ya intuía que te haría falta, ambas se rieron de eso mientras luego te preguntaba burlonamente cuando te harías el próximo tatuaje, se notaba la confianza que ambas ya os teníais.

A pesar del dolor constante en el ombligo, sentías un sentimiento de calma y satisfacción. Habías logrado superar tu miedo y habías conseguido el piercing que tanto deseabas.

Con una sonrisa aún temblorosa, pagaste y agradeciste a la chica por su profesionalismo para después irte, sintiendo una mezcla de emoción y orgullo por haber enfrentado ese temor.

Había pasado casi una semana y el dolor del piercing se había desvanecido gradualmente, pero durante esos días, te sumergiste en un juego travieso con tu amigo Matías. Decidiste mantener en secreto el lugar donde te habías perforado, y cada mensaje que intercambiabas con él se convertía en una oportunidad para jugar con su curiosidad.

<< ¿Te perforaste los pezones? Dime que si gila, así podría verte las tetas.>>

En el momento donde Matías lanzó su provocativa suposición de que te habías perforado los pezones, sentiste cómo el rubor subía por las tus mejillas y sentías un leve cosquilleo en lugares mucho más íntimos. La idea de darle aquella pequeña satisfacción de ver tus tetas te excitaba más de lo que te esperabas, haciendo que desearas haberte perforado los pezones solo para cumplir su fantasía.

<<Es una sorpresa Mati, no te puedo decir hasta que lo veas.>>

Sentías una mezcla de nerviosismo y emoción, decidiste responder con evasivas, alimentando aún más la intriga de Recalt. Vuestra amistad siempre había sido más bien juguetona, muy diferente a la que mantenías con el resto de varones de su grupo de amigos. Pero nunca había cruzado la línea de lo sexual, aunque los coqueteos y roces no eran infrecuentes, especialmente en las noches donde salían de fiesta o en el bullicio de un club.

𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒 | LSDLN CASTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora