𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝑰

868 33 4
                                    

Habían tenido una hermosa boda, sin duda, ambos disfrutaron todos los momentos que pasaron durante la ceremonia.

Uno de los regalos de boda fue una estancia de cuatro días y tres noches en un ryokan, el cual, era una de las más lujosas de entre las aldeas.

Se encontraba a las afueras de la aldea, así que a ambos les esperaba un largo viaje.

Se encontraban empacando algunas cosas para su estancia en el establecimiento. Disimuladamente, Naruto empacó un pequeño estuche con algunas cosas personales, entre esos preservativos.

Resulta ser que Sai se los había obsequiado el día de su despedida de soltero. El rubio al recordar que lo podrían utilizar solo se le escapó un sonrojo.

Por su parte, Hinata, empacaba una lencería que su amiga Ino le había regalado. La rubia le había dicho que debía llevarlo a su luna de miel. La ojiperla no estaba muy segura de esto, sin embargo lo acomodó en su maleta con mucha pena.

Se encontraban ya listos para partir, sus amigos y familiares estaban ahí para despedirlos.

—¿Lista? —preguntó Naruto mirando a Hinata.

Ella solo asintió con una sonrisa y comenzaron su salida hacia el hostal.

Al llegar, vieron que era un lugar muy bonito y elegante, lo ideal para una luna de miel. Además, había un pequeño pueblo cerca, el cual era perfecto para que pasearan y disfrutaran.

—Hola buenas tardes, venimos por una reservación. —habló Naruto.

—¡Hola buenas tardes! si claro, permítame un momento. —dijo la recepcionista. —Aquí está, Uzumaki Naruto y Hyuga Hinata, una luna de miel ¿es correcto?

La pareja solo asintió e inmediatamente fueron llevados a su habitación.

—Esta será su habitación. —dijo la encargada mientras abría la puerta.

Era una habitación muy elegante, contaba con una gran cama matrimonial y en las afueras tenía su propio sauna, tenía un solo baño y un pequeño comedor justo en frente de la cama

Era una habitación muy elegante, contaba con una gran cama matrimonial y en las afueras tenía su propio sauna, tenía un solo baño y un pequeño comedor justo en frente de la cama

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Al recorrer la habitación, se animaron a hecharle un vistazo a la sauna. La época en la que estaban hacía que las flores de cerezo de los árboles florezcan y se pinten de rosa.

 La época en la que estaban hacía que las flores de cerezo de los árboles florezcan y se pinten de rosa

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—¡Es hermosa! muchas gracias. —contestó Hinata mientras hacía una reverencia.

—No hay de que, disfruten su estadía. —dijo la chica mientras salía de la habitación.

—Bien, hora de desempacar. —dijo Hinata mientras sacaba su maleta.

—¿Empacaste muchas cosas? —preguntó Naruto.

—Solo lo necesario, no quería cargar mucho.

—Sabes...después de desempacar podríamos darnos un tiempo de relajación. —dijo Naruto mientras abrazaba a su ahora esposa. —Podríamos probar el sauna, digo, aún es temprano.

—Me encantaría. —dijo Hinata sonrojada y nerviosa. —Sabes, cerca de aquí hay un pequeño pueblo, pensaba que podríamos ir mañana a dar un paseo.

—Iría contigo a donde sea Hina.

La pareja se dedicó a desempacar las maletas que traían, que, aunque no eran tantas, parte de su tarde la invirtieron en eso. El sol se estaba empezando a poner, así que era el momento perfecto para relajarse.

Acabaron de desempacar, y comenzaron a recorrer más a fondo el lugar. Al ver las batas que colgaban fuera del baño, recordaron el porque estaban ahí.

Estaban ambos nerviosos, era claro que ya habían pensado que llegaría ese momento.
Durante su noviazgo, ambos habían comenzado a descubrir la excitación. Habían besos y caricias pero nunca se llegó mas allá de eso.

Hinata no era de pensar en esas cosas, de hecho, casi no lo había pensado hasta ese día, de repente, un escalofrío recorrió su cuerpo, el simple hecho de pensar en lo que podía pasar la ponía nerviosa, pero aunque le daba pena admitirlo, ella lo deseaba.

Naruto, por su parte, se estaba preparando cada vez más para ese momento. Había investigado y leído libros acerca de eso, incluso se atrevió a leer las famosas novelas de su antiguo maestro "Icha Icha", sin embargo, esto no le ayudó mucho.

—Hinata, m-me adelantaré al sauna, te espero ahí. —dijo nerviosos Naruto mientras iba saliendo al patio.
Tomó una de las batas que ahí se encontraban y se marchó rápidamente.

—S-si, ya voy. —Hinata estaba nerviosa, la idea de tener que mostrarse como dios la trajo al mundo frente a su Naruto le apenaba, pero sabía que tenía que quitarse ese miedo, ahora eran un matrimonio y tenía que dejar su timidez a un lado.

Salió hacia el patio con nada más que una toalla, y al ver la espalda desnuda de Naruto, se puso aún más nerviosa.

—¡Ven! el agua está calientita, te va a encantar.

—S-si, ya voy. —dijo mientras entraba lentamente aún con la toalla puesta.

En un movimiento rápido se quitó la toalla y entró al agua con rapidez.

—¿Estás bien? —preguntó Naruto.

—Si, e-es solo que...me avergüenzo un poco. —contestó la ojiperla

—Hinata, relájate, no tienes nada de que avergonzarte, soy tu esposo ahora, este tipo de intimidad sabes que solo lo podremos tener nosotros dos. Relájate y confía en mí, no haré nada que tú no quieras.

Ante las palabras de su esposo, la ojiperla se relajó y por fin dejó de tensar. Se dirigió hacia donde estaba su amado y con delicadeza lo abrazó.

Juntos, vieron el atardecer y disfrutaron de su compañía, hasta que un toque de escucho en la puerta.

—¡Servicio a la habitación! —dijo una chica mientras entraba a la habitación con un gran bufet de comida.

Inmediatamente Naruto salió del sauna y se dirigió hasta la puerta, no sin antes taparse con una toalla.

Hinata, parecía lista para salir a cenar, así que tomó su toalla e inmediatamente se metió al baño para darse una ducha. Cuando salió fue el turno de Naruto.

Ambos tenían puestos unas batas que estaban colgadas en el baño, al parecer fueron por cortesía del hotel.

Se sentaron a cenar muy felices y conformes con su día, aunque Hinata no dejaba de pensar en que tenía que dejar de ser tímida y ser un poco más suelta.

Después de una cena y una charla a la luz de la luna, ambos por fin pudieron dormir.

Durmieron juntos, abrazados, Hinata tenía puesta su cabeza en el pecho de Naruto y este la tenía rodeado con el brazo.

Ambos durmieron plácidamente en esa estancia, ya mañana sería un nuevo día

Honeymoon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora