Se encontraba parada frente al espejo intentando calmarse, se decía a sí misma que tiene que ser fuerte.
Llevaba puesto el conjunto que su amiga Ino le había regalado, un vestido de encaje, que le llegaba hasta la cadera, muy bonito y elegante, se abrochaba de los pechos por delante, dejándolos casi a la vista, abajo, simplemente tenía unas bragas muy delgadas, casi de hilo
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Se encontraba nerviosa mientras recordó las palabras que su amiga le había dicho.
—"Hinata, esto dejará como loco a Naruto, créeme. Te verás hermosa con eso puesto, pero tienes que dejar tu vergüenza a un lado."
El recuerdo de las palabras que su amiga le había dicho, se esfumó e inmediatamente tomó el valor de hacerlo, dejando la pena a un lado y dispuesta a dejarse llevar.
—Ino tiene razón, debo dejar la pena a un lado, aunque me cueste, lo haré. —se dijo para si misma.
Abrió con cuidado la puerta del baño. Naruto, al escuchar el rechinido de la puerta volteó inmediatamente.
—¡Hinata! por fin salis-....—no terminó de hablar porque su mirada se perdió en la figura de su esposa.
—¡S-sorpresa! —dijo algo apenada y con una cálida sonrisa.
—Hinata...te ves, hermosa. —soltó sin más el rubio. —Con que esto es lo que tenías guardado ¿eh? —dijo mientras se levantaba.
—E-es nuestra última noche aquí, así que pensé que podríamos...—dijo la ojiperla acercándose lentamente a él.
—Lo deseas ¿no es así?
Hinata solo asintió.
—Yo también lo deseo tanto como tú Hinata, quiero hacerte el amor hasta el último de mis días. —dijo el rubio algo serio pero con una sonrisa coqueta mientras comenzaba a tocar el vestido. —Ese traje, ¿de dónde es?
—Ehm, bueno, fue un regalo de Ino por mi despedida de soltera. —dijo sonriente.
—Entonces tendré que agradecerle a Ino cuando la vea, porque realmente le atinó. —dijo en su oído de manera perversa.
Comenzaron a besarse mientras se dirigían a la cama, Naruto, desde que vio a Hinata sintió como su miembro se comenzaba a poner duro. Así que sin más, desabrochó su bata dejándose solo con sus bóxer.
Los besos comenzaron a ser más marcados y cada vez más fuertes y con más pasión. Bajaban desde sus labios hasta sus pechos.
Naruto comenzó a masajear los senos de Hinata mientras los besaba y disfrutaba. Ella solo gemía de placer, le encantaba que él jugueteara con sus senos.
