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Yeji observaba desde su puesto, como aquel chico pálido devoraba a su antojo esas jugosas y deliciosas fresas.

—¿Me das una?.—preguntó la castaña, en lo que llevaba de tiempo ahí junto a Hyunjin, en ningún momento este le permitió tocar dicha fruta.

—Déjame pensarlo...—continuó comiendo el canasto de mimbre lleno de fresas.

— ¡Son mis malditas fresas!.—exclamó la chica poniéndose de pie con intención de quitarle el canasto. Hyunjin por puro reflejo, apartó el mismo. Parándose, camino por alrededor del living siendo perseguido por Yeji. — ¡Yah!.—chilló e hizo un puchero.

—No caeré en ese truco, lo he visto en Chaeryeong y créeme, soy inmune ante sus manipulaciones.

Yeji de todas maneras no se quedó de brazos cruzados, claro que tomó medidas en el asunto al lanzarse sobre él, Hyunjin perdió el equilibrio de sus propios pies, cayendo de trasero nuevamente al suelo.

—¡Ah!.—gritó asustada, levantándose
de inmediato ante aquello que percibió como una erección. Sus mejillas se calentaron en un abrir y cerrar de ojos. —N-no puede ser... Maldito pervertido.

—¿Pervertido yo?.—dijo ya de pie, agradecía que su poleron cubría parte de su entrepierna. —Pero si fuiste tú quién causó que la bestia despertara. Asume tu responsabilidad, Hwang.

La castaña retrocedió paso por paso, negando ante el acercamiento inminente de Hyunjin.

—¡Atrás!.—dijo viendo al chico acercarse cada vez más. —Juro que gritaré fuerte.

—¿Ah si?.—cuestionó curioso. —¿Qué piensas gritar? ¡Auxilio, mi maldito compañero de departamento folla como los mismos dioses! O ¡Más, dame más, Oppa!.—imitó el tono de voz de Yeji, quien abrió sus ojos con mucha verguenza. —Quisiera realmente oír eso.

Hwang estaba acorralada, no sabía por donde ir, la mirada que Hyunjin le daba, era igual a la de un lobo hambriento en busca de su presa.

Tragó en seco.

—¡N-no!. Tonto, ¿por qué siempre tomas todo en doble sentido?.

—Eres tan inocente.

—Claro que no, cabello de pájaro.—comentó al avanzar. —Ya quisieras tener a la misma Hwang Yeji en tu cama, lástima porque en ningún párrafo dice eso de compartir ese tipo de cosas con mi compañero.

—Soy un antisistema, me importa un carajo los contratos o reglas.

—Bajate de esa nube, nunca follaré con un pervertido de tu clase.

—Ya veremos dijo el ciego.—guiño uno de sus ojos.

Yeji logró escaparse una vez de su pervertido oppa. Se encerró en su cuarto para chillar despacio e insultar de mil maneras a Hyunjin.

[...]

—Si, entiendo Lis. Bien, saludos a Minho.

Yeji terminó de hablar con su mejor amiga, pues, llamarla hizo que su mente se distrajera un poco.

Había silencio, y eso era totalmente raro ya que Hyunjin suele poner música o gritar mientras juega uno de esos videojuegos ridículos.

¿Era conveniente salir?.

Lo pensó varias segundos, rindiéndose ante la curiosidad, decide salir a investigar. Quizás Hyunjin murió y ella ni cuenta se dio, por lo que, ya estaba pensando en cómo y en que lugar enterraría el cadáver del pálido.

—¿Hyunjin?.—murmuró.

No hubo respuesta.

Buscó por todos lados, sin embargo, no había encontrado a Hyunjin por ninguno de estos.

Yeji terminó por preocuparse, sin prender las luces, se sentó sobre el sillón blanco. ¿Y si se fue? ¿Qué haría ella con la renta?.

De todas maneras, iría a buscarlo. Si, eso iba a hacer, sin embargo, abrió sus ojos en grande al sentir un leve apretón en su trasero.

Yeji sacó las sábanas de este, encontrándose al mismísimo dios del swag, recostado sobre este. Hyunjin saludó sonriente a la castaña, quien no dudó en atacarlo con los cojines del mismo sillón.

—Pervertido, cochino.—menciona a medida que erraba los golpes, Hyunjin se paró en un instante, sujetando las manos de Yeji con firmeza.

—No es mi culpa que tu trasero sea tan apetecible y tentador, tal como me gustan.

El rostro de Yeji era una obra de arte ante los repentinos colores rojizos que sus mofletes adaptaron.

—¡Sueltame!.—forcejeo.

—Como digas.— Hyunjin soltó a la chica, quien cayó sobre el sillón, quedando en una posición demasiado comprometedora para Hwang.

—¡Auch!.—exclama, Hyunjin le había dado una nalgada a la par de apretar otra vez esos exquisitos glúteos. —¡Ni se te ocurra... ¡Ahg!.—volvió a quejarse debido a que recibió varias nalgadas en la misma zona.

—¡Woah! Se siente tan bien hacerlo, me gusta como respondes a mi tacto.

Yeji cubrió su cuerpo rápidamente entre sábanas, a pasos torpes, corrió a su dormitorio, odiando que esos gestos del chico le hayan gustado.

—¡Te odio!.—gritó una última vez antes esconderse en su cueva, tocando seguido la zona que Hyunjin se encargó de nalguear.

— ¡Y yo te amo! ¡También amo tu hermoso trasero!.—responde riéndose de dicho acontecimiento. Esa chica sin duda tenía algo que forzaba a su lado oscuro despertar.

Suspirando, tomó su chaqueta, llaves del departamento y salió para encontrarse un rato con sus mejores amigos.

—Idiota...—dijo la chica, oyendo perfectamente cuando este cerró la puerta.

Sin duda alguna, deberá lidiar con ese chico.

Por desesperación, decidió que lo correcto era que Hyunjin viviera con ella. Sin embargo, ya no estaba tan segura de eso, y aunque nunca lo admitiera, le gustaba y divertía un poco sus bromas.

—No, definitivamente no nos volverá a tocar.—le mencionó a su trasero, pues, de más estaba decir que de ahora en adelante, deberá cuidarlo del depredador más idiota de todos, Hwang Hyunjin.




















Pervert Oppa [2 Hwang]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora