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Maddison Smith

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Maddison Smith

Me arrodillé en el suelo mirando los altos palos que estaban clavados en el suelo, en dónde el estuvo.

Los recuerdos de aquel día se apoderaron de mi mente, aun escucho mis gritos, en cómo Daryl me abrazaba fuerte y no dejaba que siga viendo esa imagen.

Desde que Jonatan murió no dejó de culparme por su muerte, tuve que haberle dicho que venga conmigo o no lo sé. Por un tiempo no pude ver a Rosita, sentía que le había fallado, pero luego entendí que necesitaba apoyo así que la ayude en todo el proceso del embarazo.

Ella aún seguía devastada, siempre me cuenta lo dulce que era Jonatan con ella y que era el mejor hombre que había conocido en años. Haría lo que sea para volver al pasado y evitar su muerte, de hecho haría lo que fuera para evitar todas las muertes.

El campo estaba tranquilo, se escuchaba la suave melodía de los árboles y los cánticos de los pájaros. El sol me dio directo en el rostro haciéndome sentir su calor, cerré mis ojos y una lagrima cayó por mi mejilla.

Abrí lentamente mis ojos al sentir una mano en mi pierna, esto se ponía peor. Era él nuevamente sonriéndome, la luz del sol pegaba en su rostro haciéndolo brillar y estaba completamente limpio.

- ¿a que te referías con que esta viva?

- pronto lo sabrás pero ahora Maddi debes dejarme ir.

- llévame contigo.

- aun no es tu hora, te esperan grandes cosas y debes estar lista. Cuida de Rosita y de mi hija.

- ¿lista para que? -nuevamente empezó a desaparecer haciéndome sentir desesperación- no, no. No otra vez ¡Jonatan!

Comencé a llorar por la confusión, me aferré al césped queriendo respuestas. Cada vez que él aparece planta duda en mi.

- sabía que estarías aquí.

- quería un momento a solas.

- no quiero que estés sola, quiero que estés con tu familia Maddi.

- y lo hago Daryl- empecé a sentir un dolor en mi cabeza así que saque el frasco de pastillas tomando una.

- Maddison Smith escupe eso ahora.

- ya te dije que son para los dolores de cabeza.

- eso te está arruinando ¿como las conseguiste?

- nunca fuiste bueno ocultando cosas.

Se acercó a mi queriendo sacarme de las manos el frasco pero me resistí. Ambos tirábamos del el, hasta que lo soltó haciéndome perder el equilibrio, me resbalé y caí por la colina que había detrás de nosotros no sin antes agarrar a Daryl del chaleco.

𝖊𝖑 𝖎𝖓𝖎𝖈𝖎𝖔 𝖉𝖊𝖑 𝖋𝖎𝖓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora