Prólogo

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— No olviden que para la siguiente clase necesito que me traigan un ensayo detallado sobre el origen de la filosofía, doce páginas como mínimo. Eso y estudien para el primer parcial del ciclo, pueden retirarse.

Solté un largo suspiro después de anotar, en mi celular, las palabras del profesor, aquel debilucho de menos de metro sesenta que era acosado por los Alfas en la entrada, mi grandioso tutor y profesor de Historia.

Me levanté de mi lugar, esperando pacientemente a que el salón se desocupara lo suficiente, las chicas de mi clase solían salir desesperadas hasta fuera de las instalaciones, era tan patética aquella dependencia por los Alfas; sin embargo, tan necesaria. Solté un largo bufido y una vez que el salón se vació, gire hacia el profesor, despidiéndome antes de salir de ahí, caminando por los pasillos rumbo a la salida, aunque si se terminaban yendo todos primero antes que yo, mucho mejor.

Mi Universidad era una de las mejores de Buenos Aires, o eso se decía, a mi punto de vista todo era simple publicidad por ser la primera universidad con una nueva ideología para separar los géneros y, así evitar muchos inconvenientes que ocurren en la mayoría de instituciones, sean educativas o laborales. Antes de que iniciaran con este nuevo ¿régimen? - si puedo llamarlo así - era todo tan caótico, al tener nuestro lado Alfa, Beta u Omega tan desarrollado, diferente en cada persona, diariamente se tenía que aprontar peleas a muerte, discusiones e, incluso, escenas sexuales en pleno salón de clases, era algo tan rutinario pero, a la vez, impedía el progreso en quiénes de verdad deseábamos salir adelante. Es decir, por estos mismos pasillos por dónde camino, antes podía encontrarme con dos grandes Alfas de tamaño colosal peleando a muerte por alguna Omega bonita y hueca; claro, entre peleas de Alfas nadie podía meterse, cuando el gruñido no resultaba, se iban a los golpes, salvaje por cierto, e increíble que todo eso suceda entre chicos que apenas estaban cumpliendo la mayoría de edad; o profesores, recuerdo que también existían aquellos problemas de profesores que asistían a sus centros laborales en celo para lograr idiotizar - como yo le digo - a cualquier Omega que ande cerca de su celo, vaya, sexo gratis, viva. Estúpidos.

En fin, debido a tremendo caos y a muchos líderes exponiendo su punto de "Oye, pero son Omegas, ellas y ellos deben dedicarse a hacer crecer las masas, no a tener pensamiento propio", se creó este… proyecto. Básicamente cada estudiante de las dos sedes era una bonita rata de laboratorio para el gobierno. Soy su rata de laboratorio, pero estudio y sinceramente este proyecto me favorece, estoy cansado de tener que soportar Alfas con sus feromonas, sus chistes malos, su poco desarrollada voz de mando y sus aires de superioridad, haciéndome la vida más horrible.

Ser un Omega chico, sí bien ya no es algo de qué avergonzarse, el mundo ha avanzado lo suficiente como para que a los Alfas no les venga a importar si eres chico o chica, podemos lubricarnos solos, somos carne fresca para cualquiera y así se tiene que quedar. Pocos son los Omegas que encuentran a su alma gemela, sobre todo en un mundo tan corrompido como este y, además, es la mitad de esa cantidad de Omegas la que puede decir que tiene una vida feliz. Pensándolo bien, creo que estoy siendo demasiado positivo con las cantidades.

No me refiero a que los lazos no sean algo bueno, cuando te muerden es una sensación de calidez que te embriaga y hace a tu Omega lloriquear de infinita felicidad. Te sientes una Omega de quince años viviendo su primer amor, ese que piensas que será como en los cuentos de hadas, que van a vivir juntos para siempre, tendrán hijos, serían la pareja perfecta de los comerciales de televisión hasta el último de sus días, pero no.

Un lazo se considera bueno, sin embargo, no somos animales, no por completo, en mi pensamiento, creo que sería bueno no tener la capacidad de sentir y entregarnos al primer Alfa o Beta que nos reclame, pero somos personas, los sentimientos suelen interferir en los géneros, muchos Omegas nunca terminan enamorados de sus Alfas después de conocer sus verdaderas personalidades luego de la mordida; otros Alfas ya no sienten suficientes a sus Omegas después de que el cortejo funcione, como quién dice, ya no se divierten. Quedan ligados juntos para toda la vida con el único fin de procrear, se vuelven almas tristes, infelices, gruñonas, pero ojo, todo eso está muy bien visto para la sociedad, así tiene que ser y así ha sido siempre.

The Perfect Omega - Echeverri & Ruberto [Adaptación]   Donde viven las historias. Descúbrelo ahora