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Kirishima esperaba fuera del lugar, ya habían pasado varias horas desde que salió de ese prostíbulo, pero no quería irse sin antes hablar con aquel joven de la noche anterior.

Necesitaba aclarar varias cosas.

Ya había oscurecido y el rubio aún no salía.

—Pfff... Esto es frustrante —suspiró mientras se sentaba en el borde de la calle— quizá ya se fue... Debería volver otro día.

"No."
Respondió una voz en su cabeza, debía dejar todo claro lo más antes posible.

Reuniendo todas sus fuerzas, Kirishima se levantó, limpió un poco sus pantalones y se dirigió al lugar. Una vez dentro fue aquel mismo chico que lo recibió con Touya la noche anterior quien se dirigió a él.

—Ho...Hola...—comenzó tímido el pelirrojo.

—Mira nada más quien volvió ¿Te gustó lo de ayer bonito?

—Eh... si, digo no... Bueno no lo sé. Quisiera hablar con Touya.

—No está —el chico prendió un cigarrillo— salió a buscar más clientes, pero el siguiente a cargo soy yo. Me llamo Hawks, un gusto.

El rubio dejó el cigarrillo en su boca mientras extendía una mano hacia Eijiro.

—Un gusto Hawks —respondió el apretón de manos.

—Dime ¿En qué te puedo ayudar? ¿Necesitaa otra pareja? ¿Quieres probar algo nuevo?

—No —habló seco, afirmando que no estaba interesado en nada de eso— solo vine a hablar con...

El nombre. No se lo había preguntado, no sabía a quién estaba buscando.

—Ya te dije que Touya no está. —continuó Hawks.

—Quiero hablar con la persona que estuvo conmigo ayer. El chico rubio.

—Aaaa, buscas a Katsuki —con que ese era su nombre— está ocupado. Tiene mucho trabajo.

Debía suponerlo, recién comenzaba la noche, seguramente tendría su agenda llena o algo similar.

—¿Cuándo puedo verlo? —la última gota de esperanza para encontrarse con ese chico, estaba reflejada en esa frase.

—Vuelve mañana a medio día, estoy seguro que después de grabar estará agotado y no despertará temprano.

—Muchas gracias.

Y tras hacer una leve reverencia de despedida, el pelirrojo salió del lugar para volver a casa y por lo menos comer algo.

Comida...
Esa mañana a Katsuki le rugia el estómago.

"Me pregunto si logró comer algo antes de trabajar."

Casa

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Casa... Siempre estaba vacía cuando llegaba, ya no tenía quien lo reciba, no desde que su exesposa lo dejó y se llevó a su hija con ella.

Tras tirar sus cosas a un lado, Kirishima se recostó en el sillón, soltando un fuerte suspiro de frustración acumulada.

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