café y magia

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desde aquél día, no había vuelto a ver a cielo, al principio creí que era un sueño o qué quizá la inventé para sentirme menos solitaria pero, una hoja del libro que llevaba ese día quedó en el suelo y esa era la única prueba que tenía para saber que cielo había sido real.

ahora trabajaba en una cafetería durante los veranos y a medio tiempo cuando volvía a la universidad, aunque recién la había comenzado y papá estaba más que feliz con que quisiera ser escritora, quizá me especializaría en guiones.

—buenas tardes—me dí la vuelta con una sonrisa y la sonrisa decayó cuando me dí cuenta quien era, ese cabello blanco y esos ojos negros jamás se olvidarían con facilidad.
—buenas... buenas tardes, ¿en qué te puedo ayudar?—traté de recuperar la compostura pero ella me hizo sentir como cuando tenía doce.
—yo quisiera un té de canela con leche y mi hermano... ay, creo que dijo café negro—sonrió ligeramente y sentí ganas de abrazarla, hacía años que no la veía.
—¿a qué nombre sería?—mordí mi labio inferior mientras anotaba la orden en la nota, mi jefa decía que las computadoras eran cada vez más confusas y teníamos que hacer todo a mano.
—cielo.—ella miró a la nota cuando escribí su nombre y se fue a sentar junto a un chico pelinegro con ojos igual de oscuros, su hermano mayor.

ella reía y platicaba animadamente con su hermano y yo no podía evitar pensar en lo diferente que estaba. tenía el cabello más corto y peinado, aunque seguía usando botas con vestidos que parecían de hada, solo... se veía diferente. mi compañera del siguiente turno llegó y yo la saludé animadamente como siempre, mientras iba a dejar el pedido de cielo.
—oh, gracias. muy amable—sonrió y tomó la taza de té con delicadeza, les dejé una bandeja con galletas y me miró con confusión.
—cortesía de la casa, que disfruten sus bebidas.—sonreí. fuí a quitarme el delantal y tomé mi bolsa para irme, cuando pasé al lado de la mesa de cielo la miré de reojo sintiendo una presión en el pecho. ella estaba ahí y ni siquiera me había reconocido, pero yo... yo seguía sintiendo mariposas en el estómago al verla, quizá era estúpido creer que la había superado pero tal vez solo era la distancia, el no saber nada de ella.

—adiós, kaly.




















𐀔





















—¡...y yo ni siquiera supe qué responder, mar!—grité quejándome mientras me tiraba a la cama de mar, su cuarto olía a incienso.
—¿y eso qué tiene de malo, cielo? a veces no tenemos que responder.—siempre respondía con un tono tranquilo, podía caerse el mundo y ella seguía hablando así.
—es que... pasé años soñando con esto y finalmente sucede pero no supe qué hacer—bufé y hundí mi cabeza en una almohada.
—entonces, búscala y dile todo lo que no pudiste decirle. la comunicación es clave, Kalyan.—puso su mano en mi espalda y me acarició suavemente causandome cosquillas—debes aprender a comunicarte mejor si no has tenido pareja en años por esperarla, la tienes aquí. búscala y habla las cosas o jamás sabrás que sucederá.—y detuvo sus caricias para después darme un suave pellizcón—y si respondes "pero y si no...?" te voy a decir ¿y si sí? ¿y si todo sale bien? solo ve hacia ella y habla, no tiene que ser ordenado, tienes que sentirlo y dejarlo fluir.

cieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora