01.

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Caminaba por el gran bosque que había detrás de mi hogar y el de Alastor, el cual no había visto desde la mañana, lo cual era raro porque hoy era su día libre y no lo había visto salir de nuestro hogar. Suspiro algo agotada y me detengo unos segundos para poder descansar, luego seguí mi camino en total tranquilidad. El sol estaba por ocultarse, pero no era temerosa, además de conocer los terrenos como la palma de mi mano.

Llegó un momento en el cual estaba en las profundidades del bosque, todo era silencioso, eso hasta que escuché como alguien majaba las hojas secas y clavaba algo filoso en algún lugar.

Camino lentamente, acercándome a la zona donde provenían esos extraños sonidos.

Cualquier persona diría que no era correcto acercarse y ser curiosa, pero no me detuve, me asomé por unos grandes arbustos y ahí lo ví.

Su traje bañado en sangre mientras una sonrisa sádica adornaba su perfecto rostro.

Alastor clavaba una y otra vez el cuchillo en el abdomen de Erick, mi mejor amigo.

Sentí mis manos temblar y mis ojos picar. Tenía tanto miedo en ese momento que me quedé petrificada en ese mismo lugar, pero una vocecita en mi cabeza me pedí a gritos que huyera, pero ya era demasiado tarde.

Alastor se percató de mi presencia y cuando por fin pude moverme e intentar huir, él fué mas hábil, corrió hacía mí y con su grande figura me envolvió, siendo difícil poder huir de ahí.

Mi cuerpo temblaba en sus brazos, sentía como Alastor acariciaba mi cabello y susurraba cosas en mi oído tratando de calmarme, pero eso era imposible, mas ahora al saber que asesinó a alguien, a mi mejor amigo.

—L... Lo mataste... ¡Maldita sea, lo mataste, Alastor! — exclamé con paranoia tratando de alejarlo de mí, pero fué imposible. Alastor forzó más su agarre, esta vez me tomó por la cintura e hizo que lo mirará a la fuerza.

Sus pupilas estaban dilatadas, su cuerpo bañado en sangre, al igual que su rostro salpicado de ese color carmesí. Era horroroso.

—Shh... No digas esas cosas cariño... Solo nos hice un favor, ese idiota quería separarnos y yo no puedo permitirme que eso suceda... — su voz sonó áspera, e indiferente, acarició mi rostro y se acercó poco a poco para intentar besarme, pero le dí una bofetada, acción que causó que de inmediato me soltara que y mirará al suelo por unos segundos.

Mi mano seguía temblando, sentía miedo, miedo por mi vida, porque sentía que de aquí no saldría viva, en este mismo lugar él me iba a matar.

Retrocedí unos cuantos pasos, aún mirando fijamente a Alastor, él cual empezó a reír como psicópata y me miró con una sonrisa retorcida. No dudé ni un segundo en salir corriendo hacía las afueras del bosque y él no dudó en seguirme.

Corrí los más que pude, la adrenalina era tanta que el dolor de mis piernas ya no era problema para mí, mi único problema ahora era que Alastor me atrapará y me hiciera daño. No sabía cuánto tiempo dure en llegar a mi hogar y cerras con llave y lo que pudiera la puerta trasera y principal, luego llegué a nuestra habitación y me encerré en el clóset, tape mi boca lo más que pude y cerré mis ojos esperando que no logrará encontrarme.

Empecé a escuchar cosas romperse en el primer piso, por lo que supe que él había llegado.

Mi respiración empezó a acelerarse cada vez que lo escuchaba tan cerca, su voz era tan diferente, tan fría, sin amor y seguridad, él no era el mismo, ese no era mi esposo.

—Eloise... ¿Dónde estás cariño? Déjame verte ¿sí? Me gusta el pánico que hay en tus ojos... Es tan placentero. — lo escucho entrar al baño y luego salir, aún buscándome.

PSYCHOPATH | 𝑨𝒍𝒂𝒔𝒕𝒐𝒓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora