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𝓒𝓪𝓹í𝓽𝓾𝓵𝓸 0

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𝓒𝓪𝓹í𝓽𝓾𝓵𝓸 0.4
𝓛𝓪𝓼 𝓬𝓸𝓼𝓪𝓼 𝓼𝓮 𝓭𝓮𝓼𝓶𝓸𝓻𝓸𝓷𝓪𝓷, 𝓹𝓮𝓻𝓸 𝓷𝓪𝓭𝓪 𝓼𝓮 𝓻𝓸𝓶𝓹𝓮 𝓬𝓸𝓶𝓸 𝓾𝓷 𝓬𝓸𝓻𝓪𝔃ó𝓷.

ᝰ.ᐟ

Ver el cielo claro con esponjosas nubes y pájaros surcando sobre su cabeza era solo una de las tantas cosas que Hinata añoraba. Las fuertes corrientes de vientos empujando su ropa, filtrándose entre la porosidad de la tela para refrescar su piel, el sonido del granito bajo la suela de su calzado, la sensación de seguridad de tener una gran cantidad de personas alrededor, y su boca llenarse de comida caliente y casera con vegetales frescos.

Sintió su boca rebozar en saliva al siquiera pensarlo. Ella deseaba tanto una comida casera.

Hinata suspiró con melancolía en la comodidad que encontró en su presencia perdida, su viva imagen era la de una persona soñadora. Un suspiró perdido en una ventisca fuerte de una tormenta. Siempre con su corazón en sus sueños del subconsciente y no en las imágenes que sus ojos presenciaban.

—Si terminaste de gastar oxígeno sentada, levántate a entrenar. —lo dicho por Sasuke ya no la sobresaltaba por lo repentino de su voz.

Ella ya no se molestaba en señalar la falta de tacto en sus palabras.

Había aprendido que de verdad al chico le fascinaba entrenar casi como si fuera necesario para brindar oxígeno a los pulmones. No podía evitar recordar a su propio padre al mirarlo.

La desilusionaba.

Ella no dejaba de preguntarse cuando iba a ser el día en que sus piernas caminaran lejos de él y de ese lugar.

Pero ciertamente ese no era el día, ni ayer ni probablemente mañana, por lo que sus pies caminaban detrás del chico.

—¿A dónde vamos? —susurró sin necesidad de hablar más fuerte gracias al eco y lo solitario del pasillo. Su chakra suavemente fue a sus ojos activando con sigilo su byakūgan, el camino era diferente y retuvo un jadeo al impresionarse como siempre por la extensión de los túneles.

—A entrenar.

—¿Dónde? —volvió a preguntar.

—Donde yo diga.

Hinata apretó sus manos unidas por el desesperó que en sus quince años de vida nunca había experimentado. La sorprendía, de verdad lo hacía, su paciencia nunca se había puesta en duda ni siquiera en las primeras dos semanas que llevaba retenida con ese desertor.

 Telepatía | SasuhinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora