• Extra 2 | ¿Qué somos? •

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Esa noche Satoru tuvo que dormir en compañia de sus dos amigos, pues no quería estar solo.
Necesitaba el consejo de alguien que no fuera su conciencia.

Los contrarios le dijeron que lo mejor sería decirle a Yaga lo que sucedía y dejar que alguien más se hiciera cargo de Yūji, pero Satoru rápidamente se negó.

A esas alturas de la situación el albino ya se había encariñado del peli rosa y lo último que buscaba era romper su corazón una vez más.

Aunque no pudo evitar hablar con los adultos.

— ¡Sabía que esto no traería nada bueno!— la mujer se veía bastante alterada, caminando de un lado a otro en la oficina.

Con ella estaba su esposo, Satoru y el director Yaga, discutiendo la situación.

— Cariño...— intento tranquilizarla, pero fue inútil.

— ¡Silencio! Te escuche una vez y esto fue lo que pasó, ahora las cosas se harán como yo lo ordene.— soltó.

— Señora Gojō, entiendo que esta sea una conversación complicada, pero necesita tomar asiento para decidir que sucederá.— el peli negro pidió.

— ¡No me diga que hacer!— exclamó.

Yaga por fin entendía de donde había salido esa actitud en Satoru.

— Mamá...— intentó llamar su atención.

— ¡No quiero escucharte ahora, así que guarda silencio!— ordenó, mirando con notoria molestia al menor de los Gojō, quien se encontraba sentado en una de las sillas frente al escritorio.— También tuviste tu oportunidad.— suspiro pesado.

Faltaba poco para que su dolor de cabeza apareciera.

— Querida... la situación es algo complicada, pero no llegaremos a ningún lado si sólo gritas.— se puso de pie, tomando la mano de su esposa para depositar un beso.

— ¿Y qué se supone que haremos? ¡Ese bastardo nos dejó su carga, pensando que nosotros fácilmente nos haríamos cargo de él! ¡Pero esta muy equivocado!— levanto la voz de nuevo.

— Mamá...— no le permitió terminar su frase.

— Satoru, dije ¡silencio!— ordenó.

— Señora, por favor... ¿Podemos tranquilizarnos un poco?— pidió.— Ahora que sabemos toda la verdad, lo unico que podemos hacer es llevar al niño de vuelta a la estación de policía para que ellos se encarguen de encontrar a su hermano y de hacerle pagar por lo que hizo.— explicaba.— No tendría porque involucrarse de nuevo en esto.— terminó.

Logrando que la fémina se calmara un poco.

— El director tiene razón, cariño... ya no es nuestro trabajo, al final todo volverá a la normalidad.— le dedicó una pequeña sonrisa.

Logrando que la contraria soltara un gran suspiro, estaba cansada.

— ¡Mamá!— ya no pudo más, el albino gritó con todas sus fuerzas.

Necesitaba llamar la atención de los adultos.

— ¡¿Ahora qué sucede?!— volteo a verle.

— Yo no pienso alejarme de Yūji... no voy a dejar que se lo lleven.— se puso de pie.

— ¿De qué estas hablando, Satoru?— la fémina se confundió.— ¿A qué te refieres con "no querer alejarte"?— dio un paso hacía él.

— En ningún momento preguntaron por mi opinión, así que hablaré claro ahora... Yūji se queda conmigo, porque no dejaré que lo abandonen en un orfanato.— dijo.

Recibiendo un golpe en su mejilla, proveniente de su madre.

— Pero que insolente te has vuelto.— en su semblante había notable molestia.— Es obvio que este lugar te ha vuelto más rebelde que antes.— iba a dar otro golpe, cuando la mano de su hijo la detuvo.

— No es mi intención faltarte al respeto, mamá, pero yo también tengo derecho a decidir sobre este tema.— mencionó con firmeza.— Y Yūji... ¿Han pensado en lo que él quiere?— soltó.

Comenzaba a molestarse.

— Satoru... esta es una decisión que no te corresponde... deja que los adultos hablemos al respecto.— dijo.

— Lo siento, pero no puedo hacer eso... yo he cuidado de él todo este tiempo mientras que ustedes me daban la espalda.— recordaba todos los sacrificios que había hecho.— Salí adelante por mi cuenta, claro que puedo seguir sin su ayuda.— salió de ahí, dejando que el lugar se llenará de un  incómodo silencio.

A la mujer no le pareció en lo absoluto que su único hijo actuara de esa forma. Aunque no hizo nada para evitarlo, por petición de su esposo.

Sin motivos para estar ahí, los padres de Satoru decidieron volver a su hogar, evitando todo tipo de contacto con el chico durante algunos meses.
Querían esperar a que fuera él quien los contactará, pero no fue así.

No tuvieron más opciones que rendirse y aceptar el destino que había elegido.


| Época actual |

— ¿Qué es esto?— preguntó el albino, recibiendo una caja de regalo por parte del chico peli rosa.

Era su momento libre, así que se encontraba sentado en el sofá de la sala, observando la televisión.

— Es un pequeño presente.— dijo con un tono bajo, esperando de pie a pocos metros.

— Hoy no es mi cumpleaños, podrías mal acostumbrarme.— sonreía divertido, quitando la envoltura.

— Lo sé, sólo quería dartelo como una muestra de agradecimiento.— respondió.

— No recuerdo haber hecho algo especial por ti.— era un poco lento.

— No recuerdo con exactitud el día, pero fue en este mes hace diez años que decidiste acogerme.— mencionó, desviando su mirada al suelo.— No es mucho ya que lo hice yo mismo, pero quería hacerlo especial.— explicaba.

— Yūji...— tomó entre sus manos la prenda.

Un suéter tejido a mano.

— Es la primera vez que lo hago así que puede estar mal... si no te agrada simplemente puedes guardarlo.— dijo, llevando su vista al suelo.

Evidentemente no le agradaría eso, pero aún así lo dijo.

— ¿Bromeas?... es perfecto, me lo pondré ahora mismo.— gracias al clima frío que había en el interior no tendría problemas para usarlo.

— ¿Lo dices en serio?— le preguntó, emocionado observaba al más alto.

Quien ni perdió ni un solo segundo, se apresuró.

— Increíble, me queda estupendo.— sonreía como tonto.

Yūji no quería decirle su pequeño secreto, pues entró a su habitación sin permiso cuando él no estaba, sólo para ver la talla de su ropa y así no equivocarse.

— Que alegría.— suspiro aliviado.

— Gracias Yūji...— lentamente se acercó al menor.

— No fue.... nada.— habló con dificultad, recibiendo ese suave beso en su mejilla

— Bien, es hora de volver a mi trabajo...— mentía, sólo era una excusa para escapar del peli rosa.

Impulsivamente quiso hacer eso y ahora no sabía cómo afrontar el momento.

— Ah s-si... claro.— sus mejillas estaban sonrrojadas.

En su mente había un desastre y su vientre sentía un cosquilleo inexplicable.
Era la primera vez que algo así ocurría entre ellos.

Y no le había desagradado.



| FIN |

























🌸 " Días lluviosos "  [GoYuu] [UA] 🌸

by: Daiki. 🦆

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