Capítulo 23

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Capítulo 23

– ¡Bella! –gritó Alice quien iba saliendo del ascensor. Enseguida me di cuenta de que estaba feliz, sólo Alice podía caminar y dar saltitos al mismo tiempo con tacones sin caerse.

La miré detenerse frente a mi escritorio, la enorme sonrisa que tenía en sus labios me permitía ver casi todos sus blancos y brillantes dientes. Se moría por decirme algo, lo veía en sus ojos llenos de emoción, pero por alguna razón se estaba conteniendo. No tenía ganas de ponerme a escuchar toda su cháchara sobre lo que sea que fuese pero sabía que me la diría de todos modos. Solté un suspiro de exasperación, ella hizo una mueca ante mi expresión pero después de un segundo volvió a sonreír. Debía ser algo verdaderamente bueno si no permitía que nada le borrara la sonrisa.

–De acuerdo, Ali. Suéltalo –dije de la manera más amable que pude. Ella soltó un chillido de emoción y corrió a arrastrar a mi lado una silla que estaba cerca.

– ¿Quién crees que irá a la Semana de la Moda en Nueva York? –preguntó casi en un susurro pero sé que en realidad quiere gritar.

–Espero que no sea yo –respondo preocupada. No me gustaría ir a Nueva York en este momento, sé que trabajar para Esme es complicado pero intento mantenerme enfocada en mis estudios–. ¿La moda tiene una semana? –pregunto desconcertada. Nunca había escuchado eso. Alice se limita a mirarme como si estuviera loca.

–Todas matarían por ir a la Semana de la Moda –dice recalcando cada palabra–. Pero de todos modos la respuesta es no. YO voy a ir a la Semana de la Moda en Nueva York.

–Eso es fantástico, Alice –dije sonriendo de verdad por primera vez en todo el día. No pude evitarlo, me acerqué a ella y la rodee con mis brazos, ella también me abrazo con alegría.

El entusiasmo de mi amiga era contagioso, ni siquiera había sido capaz de culparla por el abandono de Edward. No era culpa suya, desde luego. Edward había tomado sus propias decisiones y sé que Alice sólo lo hacía porque creía que su hermano no era bueno para mí. Después de unos minutos nos separamos.

– ¿Esme también irá? –pregunté.

–Por supuesto. Ella es la anfitriona principal –respondió. Esas eran buenas noticias. Con mi jefa en Nueva York, dispondría de más tiempo libre; a menos que Esme tenga la magnífica idea de llevarme con ella como si fuera una mascota, aunque no creía que ese fuera el caso.

–Pues espero que te diviertas mucho –le desee de corazón–. ¿Será una semana completa? ¿Cuándo empieza?

–Claro, no se llama Semana de la Moda solo porque sí. Mi vuelo sale la madrugada del sábado. Fue buena idea quedarme horas extras trabajando. La línea está terminada y Esme la exhibirá haya –pone su muñeca frente a sus ojos para consultar la hora en su reloj y parece sorprendida–. ¡Vaya! Se me ha pasado el día volando. Hoy es el mejor día para ir de compras, no quiero ir con ropa vieja a Nueva York.

Alice se pone de pie rápido y con su usual elegancia, me guiña un ojo antes de darse la vuelta para caminar al ascensor. Mi estado ánimo volvió a decaer. No me gustaba la idea de quedarme sola en el departamento por una semana entera. Deseche el pensamiento tan pronto como vino, no quería preocuparme por eso hasta que Alice se fuera, ya me las arreglaría para no sentirme sola. Tomé una revista y comencé a hojearle, buscaba una manera de entender la moda y esta me pareció la mejor forma.

No había llegado a la página número cinco cuando el sonido de las puertas del ascensor al abrirse se escucharon de nuevo, pensé que sería Alice pero me equivoqué. Aro Vulturi camino hacía mi escritorio y se detuvo frente a mí. Lo miré sorprendida, sólo lo había visto una vez y nunca se había pasado por aquí a pesar de ser buen amigo de Esme. Estaba vestido de negro.

– ¿Esta Esme Cullen? –preguntó con tranquilidad. Su voz tenía cierto tono siniestro por lo que sólo fui capaz de asentir con la cabeza. Él sonrió con suficiencia y continúo hablando: – Entonces avísale que estoy aquí.

Era una orden, lo sabía. Esme estaba en su oficina y no debía molestarla a menos que fuera algo importante; las personas que necesitaban hablar con ella, por lo general, hacían cita primero. Dudé un momento, no quería interrumpir a mi jefa pero tampoco podía decirle que no a Aro. Finalmente me puse de pie y camine a paso moderado a la oficina de Esme, golpee levemente la puerta y esperé a que me diera permiso de entrar. Esme estaba concentrada en su ordenador, ni siquiera levanto la mirada cuando entre.

– ¿Qué ocurre?

–Aro Vulturi está aquí. Quiere hablar con usted. ¿Quiere que lo haga pasar? –ella por fin me miró, estaba sorprendida.

–No –respondió–. Llévalo a la sala de juntas y dile que me espere allí.

Hice lo que me dijo. Aro se dirigió encantado a la sala, tomó asiento en una silla y esperó. Yo, por mi parte, regrese a lo que estaba antes de esa pequeña interrupción. Esme salió de su oficina unos segundos después, noté que se había retocado el maquillaje, camino directo a la sala de juntas sin dirigirme ni una mirada. No sabía que asuntos tenía que arreglar con Aro pero no era de mi incumbencia.

Ya casi terminaba de ver una segunda revista cuando el teléfono de mi escritorio comenzó a timbrar. Conteste al instante. Era el fotógrafo oficial de Runway, Mike Newton. Había ocurrido algo durante la sesión de la nueva edición y requerían la presencia de Esme de inmediato. Esto calificaba como una emergencia para Esme así que corrí a buscarla para informarle.

La sala de juntas estaba un piso más arriba. Tomé el ascensor y tardé solo unos segundos en llegar, caminé apresurada por el pasillo hasta llegar a la puerta de la sala de juntas. Nunca había venido aquí pero Alice me describía todo a la perfección y sabía que aquí debía estar Esme. Golpee la puerta fuerte pero con moderación, no recibí respuesta por lo que volví a hacerlo. Tampoco tuve éxito esta vez. Se suponía que debería estar aquí. Abrí la puerta sin más y al instante me arrepentí de haberlo hecho.

Esme estaba de espaldas y apoyada en la mesa, sus manos se aferraban al borde de esta. Aro tenía una mano en la cintura de ella y con la otra tomaba su cabello mientras la besaba apasionadamente.

¡Mierda!

Bajo el Mismo TechoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora