Capítulo 11

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Capítulo 11

Emmett deslizo sus labios entre los míos. Nunca había besado a nadie sin conocerlo, bueno de hecho nunca había besado a nadie a excepción de Edward y la verdad es que a él tampoco lo conocía a la perfección. Aun así no lo detuve, moví mis labios contra los suyos pero el beso no duró mucho pues enseguida Emmett empezó a apartarse de mí.

-¡Emmett! –no era la voz de Alice la que hablaba, era una voz masculina. Esa voz que conocía muy bien.

Emmett se tensó a mi lado y me soltó rápidamente. Ambos levantamos la mirada para descubrir que el que nos había interrumpido era Edward parado frente, tenía el cabello revuelto y no era difícil adivinar por qué. Lo miré con los ojos bien abiertos a causa de la sorpresa, la chica ya no estaba con él.

-¡Genial! ¿Acaso alguien invoco una reunión familiar? –dijo Emmett en tono sarcástico seguido de un gruñido.

Me aparte de Emmett lentamente, tomé mi copa y bebí todo el contenido de un solo trago. Hice una mueca ante el ardor en mi garganta. Edward se sentó en el sofá pero no se acercó a mí. Vi como su mirada veía con recelo el brazo de Emmett alrededor de mí.

-Hola, Emmett. Es un gusto volver a verte –dijo Edward con total tranquilidad, luego dirigió una mirada a mí-: También es un placer verte nuevamente a ti, Bella.

-¿Ya la conocías? –preguntó. Reflexión un momento y antes de que Edward pudiera responder añadió con una sonrisa-: Claro que la conocías. Siempre vas un paso adelante, Ed.

-Por supuesto, Emmett. Y te digo desde ahora que Bella no es ese tipo de chica así que es mejor que no lo intentes. Ve a buscarte a cualquiera que ande por ahí, en este lugar no te será difícil encontrar a una chica que quiera pasar una noche contigo.

-¿Acaso la quieres para ti, hermano? –preguntó Emmett con hostilidad.

-¡No soy un objeto! –proteste con el ceño fruncido, enviando miradas a ambos.

Y justo en ese momento llegó Alice mirando con incomodidad a sus dos hermanos. Al parecer le disgustaba encontrarlos a los dos allí. Llevaba otras dos bebidas en sus manos, las dejo con poca delicadeza en la mesa. Estire el brazo para tomar una, la bebí con lentitud pero no solté la copa hasta que ya no hubo nada que beber.

Nadie dijo nada en minutos. Alice le lanzo una mirada significativa a Emmett y este sólo se puso de pie y se fue, ella tomó su lugar y se sentó a lado de mí. Pasaron varios minutos en silencio hasta que Alice decidió ir por otro par de bebidas pues ella también se había acabado la suya, se puso de pie y caminó por tercera vez a través de la gente.

Solté un suspiro de exasperación, estaba harta de estar allí. Ni siquiera sabía cuánto tiempo había pasado. A mí lado pude sentir que Edward se deslizaba más hacía mí, fingí no darme cuenta.

-Entonces –comenzó él-...Bella. No esperaba verte por aquí. No parece ser tu tipo de lugar. Estoy completamente seguro de que Alice te obligo.

-Pensó que sería buena manera de celebrar. Es mi primera semana aquí –digo. Edward parece sorprendido.

-¿La primera? –asiento. Él parece meditar y luego me sonríe-. Eso quiere decir que aún no has visto nada. No conoces la ciudad en su totalidad.

Me limitó a negar con la cabeza.

-¿Te gustaría conocer Los Ángeles a mi manera? –puedo percibir cómo su sonrisa se ensancha con malicia.

Sigo molesta con él por besarse con aquella chica pero mi mal humor se desvanece en cuanto veo sus ojos verdes. Podría derretirme cada vez que veo esa mirada, me gustaría perderme en ella. Estoy por contestarle pero Alice llega en ese momento con un par de bebidas de distinto color.

-El agradable chico de la barra dijo que esto era mejor que lo que estábamos bebiendo antes –dice ella en tono animoso. Emmett tenía razón, ella estaba fascinada con el barman.

Ella levanta la mirada y deja de sonreír al notar la cercanía entre Edward y yo.

-¿Interrumpí algo? –pregunta con ojos cautelosos.

-Estaba ofreciéndole a Bella un recorrido por la ciudad. Ella merece ver Los Ángeles desde todos los ángulos y no creo que tú tengas tiempo de mostrársela –responde él. Alice parece relajarse, yo por mi parte tomo el vaso alargado que me trajo ella y lo vació en un instante.

-Me parece una magnífica idea. ¿Cuándo exactamente será eso? –ambos me miran.

-¿Ahora mismo? –preguntó mirándolos alternativamente. No quiero herir los sentimientos de Alice al querer dejarla sola aquí pero a ella no parece molestarle la idea.

-No puedes obligarla a estar aquí, Alice. Además es obvio que no se está divirtiendo –le dijo Edward en tono conciliador. Alice asintió con resignación y se unió a la horda de gente que bailaba, no logré verla después.

Edward se pone de pie de un salto y me extiende su mano para ayudarme a mí. Acepto su ayuda pero cuando doy el primer paso siento que el piso se mueve y pierdo el equilibrio, él me sostiene a tiempo. Siento que puedo vomitar en cualquier momento y le pido a Edward que me ayude a llegar al sanitario.

Prácticamente corrí a encerrarme en un cubículo esperando soltar todo. No había sido buena idea beber alcohol sin comer antes algo de comida. Después de unos minutos sin vomitar decido que es mejor salir a tomar un poco de agua. A pesar de no haber expulsado absolutamente nada me enjuague la boca en el lavabo.

Escucho la puerta abrirse, levanto la vista automáticamente. Es Edward con la preocupación presente en su rostro.

-Quería ver que estuvieras bien –dice.

-Lo estoy.

Una sonrisa curvo sus labios y corrió hacía mí, plantó su boca en la mía con tanta fuerza que dolió pero no me importo, le respondí de igual manera. Colocó sus manos en mi cintura y yo le rodee el cuello para acercarlo a mí. Puso más fuerza en su agarre y me levanto, lo rodeo con mis piernas y el me sienta en el lavabo. Mi vestido se sube hasta los muslos y sus manos recorren mi piel con cuidado. Sé lo que pasará si no lo detengo... Aun así dejo que continúe...

Bajo el Mismo TechoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora