🌕

4 3 0
                                    

Día de películas...

El día de maratón que habían coordinado días atrás había llegado.

Todos estaban muy entusiasmados, a todos les gustaban este tipo de cosas. Unos lo podían exteriorizar más que otros, ahí recaía la diferencia.

Pero, hasta Bakugo disfrutaba de ello.

Muy en el fondo.

El punto era la diversión y conexión entre los alumnos, pues era reconocido por todos que su trayectoria de vida sería marcada considerablemente por sus tres años en la UA.

Dicha experiencia sería la base de lo que se convertirían como héroes y como personas.

Lo mínimo que tenían que hacer era esforzarse para fortalecer sus lazos.

Lazos.

Definitivamente cada vínculo era distinto al resto.

Algunos eran más fuertes. Otros más puros.

Luego estaban aquellos que lo eran todo. O, al menos, tenían el potencial de ello. Solo el tiempo lo diría.

Por ahora solo eran cimientos de lo que un futuro podría ser.

Y entre esos cimientos se encontraba Yaoyorozu en este momento, en la cocina de la Height Alliance con una receta en su teléfono.

No sabía el porqué o de dónde había salido cierto impulso para hacer lo que estaba haciendo ahora. O al menos intentarlo.

En la pantalla en su celular resaltaba un claro título: receta. "Una receta fácil y rápida para Toshikoshi Soba" el plato favorito de cierto bicolor.

La verdad era que la pelinegra quería agradecerle de alguna forma su ayuda, en su cerebro sólo figuraba como una forma de agradecimiento sincera al contrario.

¿Y en su corazón? ¿Qué era lo que figuraba?

...

Ella mantenía su mirada fija al texto en pantalla con las instrucciones consigo. No podía ser tan difícil.

¿No? ¿Y si salía mal?

Los nervios y dudas se apoderaron de ella, un escenario donde él probaba su comida y le desagradaba, o aún peor, le asqueaba y la aborrecía por ello.

De repente el peor escenario aparecía en su mente: ¿Y si lo envenenaba de casualidad? Los nervios se salieron por los poros.

Algo cómico si se veía desde una perspectiva externa, pero para Yaoyorozu era auténtico terror.

Sin embargo, recordó con qué propósito era y la calma llegó. De verdad quería hacer ese gesto, no iba a dejar que ese tipo de pensamientos la invadieran.

La receta inició.

En primer lugar trajo y ordenó todos los ingredientes necesarios. Afortunadamente, no eran muchos, lo que aumentó su tranquilidad.

1.5 litro de agua
1 trozo grande de Kombu (15-18 gramos)
2 setas shiitake secas
300 gramos de fideos soba
175 ml de salsa de soja
120 ml de mirin
1 cucharada de azúcar.
1 cucharada de semillas de sésamo

Una vez con las cantidades exactas de cada cosa se dispuso a seguir las instrucciones de la preparación.

El litro y medio de agua junto al Kombu y las setas ya las había puesto en un bowl grande el día anterior guardado en el refrigerador como parte de las instrucciones.

El primer paso había sido bastante fácil, lo siguiente fue ebullir agua en una olla con el fin de colocar los fideos. Luego, escurrirlos y lavarlos con agua fría mientras los frotaba de forma suave. Finalmente tenía que volver a escurrirlos.

SilencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora