Prólogo

23 5 0
                                    

Silencio.

El silencio reinaba en ese lugar, dentro de cuatro paredes a oscuras.

Hasta que alguien entró.

Ahora solamente se escuchaba el ruido del contacto de las cadenas pesadas contra el asfalto.

Una y otra vez.

Sin embargo, entre todo el ruido se destacaban los jadeos de un hombre junto al sonido del agua, como si lo estuvieran ahogando repetidas veces.

Los jadeos continuaban; de hecho, se hacían más fuertes. Una señal de tortura.

Eran breves los lapsos de tiempo que su cabeza permanecía fuera del agua, solo para asegurarse de que estaba vivo.

Repentinamente, una mano lo tomó por la espalda y lo arrojó hasta el otro lado de la habitación.

Se encendieron las luces y la puerta se abrió con un sonido agudo de por medio.

Alguien más entró.

-Sé bienvenido y espero que te sientas cómodo, Todoroki Shoto-. 

SilencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora