Su Lienzo En Blanco

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La vida surgió y evolucionó. Con la llegada de la consciencia, cada ser pudo tener su alma con la cual sentir emociones, hecha de magia roja.
Mas surgió otro problema: Unarcci disfrutaba alborotando las emociones de sus seres conscientes, así jugaba con ellos como con muñecas.
Había ocasiones cuando ella entrelazaba amores y amistades o los rompía, de forma que nadie allí tenía confianza de que sus relaciones continuarían. O cuando ella cultivaba rencores en las calles, que podían pasar a ser culpas, ambas con resultados atroces.
Se produjo un enorme debate sobre cómo lidiar con la situación.
—Hijos, este es un problema serio — abrió la conversación Lo Monarca —. Si bien el Azul Verso pudo ser privado de vida para que Kidzuku no pudiera torturarla, el Rojo Verso ya está repleto de vida. Cada uno de vosotros tiene completa soberanía sobre el Verso que custodiáis, luego no podemos simplemente apartar a Unarcci. Justo por eso el Azul Verso se fue con el teniente.
El almirante "Remembre" fue el primero en responder:
—¿Entonces dice que su única salvación es salir de aquel universo?
—Pero hermanito — dijo Shachar —, sus cuerpos siguen siendo materia y energía. No pueden salir.
—Y lo único que puede separar el cuerpo de la magia — Tlapoyauak añadió —...
—Es la muerte — dijo Shachar señalando a su compañero —.
—¿Me están diciendo — dijo Al-Bariqa, sobresaltado — que lo que vamos a hacer es matar a todos?!
—No tanto así, hijo — Lo Monarca aclaró —: borraremos el Rojo Verso para que Unarcci no tenga la plataforma de sus títeres, y asimismo dejen de serlo. Los seres vivos pasarán a un plano distinto donde serán libres.
—Dime tú cómo destrozar un requetemasivo universo entero — habló Sìyècao —. He visto todo tipo de trucos de parte de vosotros, pero nada que pueda borrar un universo.
—Sìyècăo — se atrevió a continuar Sýndesmos —... Entre las muchas constantes que hay en la realidad, está la entropía, distribuyendo equitativamente la energía entre todo lo que interactúa. A la práctica esto revuelve todo, y podría llevar a un universo a que no quede más energía que repartir, y cosas como el calor básicamente habrán defuncionado. Una muerte térmica.
Sýndesmos miró hacia su progenitor.
—¿Vamos a acelerar la entropía hasta que todo sea una masa congelada?
—Esa ruta no nos va a funcionar — Lo Monarca dijo para refutar —. La muerte térmica no puede destruir materia, de forma que Unarcci puede moldearla una vez más. Precisamente seguís construyendo astros de vez en cuando para evitar que se alcance el final — carraspeó antes de continuar —; precisamente os recomendé no interactuar demasiado con la vida en vuestro mundo porque merecen libertad.
—¿Podemos ir ya al grano — preguntó Ersetu algo molesta —? Yo precisamente quería una realidad sin estas complicaciones, así que no quiero tener nada que ver.
—...pues bueno. Y con eso — Remembre quiso cerrar la discusión — podemos descartar: usar la gravedad para comprimir el Rojo Verso a un sólo punto, chocarlo con otro universo, y aumentar la energía oscura para romperlo. No sólo porque la mayoría de estos conservan la materia y energía, sino porque todos ellos son demasiado brutales. Creo que no nos quedan opciones.
—Ante eso te equivocas, hijo — dijo Lo Monarca —. Verás, la existencia está escrita sobre un campo tan presente que no lo notáis: el constituido por las Partículas de Ser. Estas no sólo le dan masa a las otras piezas del multiverso, sino que las hacen reales. Si se llega a combinar una de esas Partículas de magia clara con magia oscura, alcanzarán un estado ínfimo de energía que llevará consigo al resto del universo.
—O sea — preguntó Sýndesmos —... Todo este tiempo lo que veía como espacio vacío, estaba lleno?
Lo Monarca asintió.
—Era un falso vacío.

Y así decidieron que la única escapatoria para los títeres de Unarcci sería acabar con el Rojo Verso; Lo Monarca iba a hacerlo él mismo. Extendiendo su ausente brazo hacia el Rojo Verso, activó un vacío auténtico en una sola Partícula de Ser, que se propagó en forma de esfera borrando todo a su paso, a la velocidad de la luz. El Rojo Verso ya no estaba, y las almas estaban libres de sus riendas.

Y eso es lo que parecía haber pasado, mas en su lugar llegó un invitado especial. Después de incontables años, Kidzuku regresó para ofrecer una coalición con su hermana controladora, usando la realidad estéril como campo de entrenamiento.
—Buenas, hermana. Veo que a vos tampoco os permiten llevar a cabo vuestros planes.
—Aj... ¿Por qué les importarán tanto estas insignificantes criaturas? Ahora me han quitado mi lienzo.
—Bueno, el mío sigue existiendo. Ahora os pregunto si me ayudaréis a tomar algunos materiales para pintarlo.
—Oh, por supuesto. Los ilusos como Sýndesmos, que ni saben mostrarse dominantes se lo merecen.
Mientras algunos estaban siendo amablemente recibidos en El Reino, tierra ajena a los universos, Unarcci y Kidzuku fueron hacia los seres sensibles quienes tuvieron su realidad repentinamente borrada, y mediante métodos que podrían haber sido tan enfermizos como se te podría ocurrir, los convencieron a unirse a ellos. Pasaron a ser sus legiones de demonios, y a día de hoy habitan en el Azul Verso, tramando todo tipo de atrocidades.

Este fue el inicio del conflicto mayor, donde se enfrentan más allá de lo físico todo tipo de individuos; dioses, ángeles, demonios, fantasmas y todo lo demás.

La Creación, Abstraída. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora