Santiago.
Mi cuerpo se quedó congelado cuando escuché a mi padre y a mi abuela decir que yo sería quien sustituiría a Violeta en el altar, donde me casaría con Agustín. Busque su mirada cuando los escuché decir eso y su mirada tampoco dudo en encontrar la mía.
Había algo en esa mirada que removió todo mi estómago, dándole un vuelco a mi corazón y cortándome la respiración. La ganas de llorar golpearon mi sistema y mi deseo de negarme a aquello también lo hacía, pero no lo hice, solo me quede quieto y escuchando todo lo que mi abuela tenía por decir.
—La boda se llevará acabo dentro de un mes, querido. Estaremos arreglando todos los asuntos sociales para que pueda suceder.
Fueron sus últimas palabras, asentí aún cohibido por todo lo que había escuchado, los recuerdos de esa noche me golpearon y sentí el impulso de soltarme a llorar nuevamente pero lo único que hice fue morder mi labio inferior y quedarme ahí, sin hacer o tratar de decirles algo.
—Los dejaremos un rato a solas, ¿esta bien? —mire a mi abuela quien me sonrió y tomó mi mano, yo asentí lentamente, no podía negarme a nada.
Era hacerlo o ser la decepción de mi abuela, y serlo, era lo ultimo que quería. Ella me amaba, sinceramente, como nadie lo había hecho, lo último que quería era que en esos ojos desapareciera el amor que sentía por mi.
La puerta se cerró poco después y mis hombros se tensaron ligeramente cuando sentí el aroma de Agustín intensificarse en la habitación, entrelace mis dedos y mire la pequeña libreta que había ahí, antes de tomarla y escribir algo.
«¿No dijiste nada al respecto?»
El ceño del alfa se frunció y sus ojos verdes se encontraron con los míos, tomo la libreta y releyó lo que yo había escrito.
—¿Por qué debería decir algo al respecto? Es un matrimonio arreglado, Santiago. No hay nada que decir —me dijo, observándome de pies a cabeza.
Yo trague con fuerza y tome la libreta.
«Vos no querés esto»
—No quiero hablar sobre eso, estamos comprometidos ahora y el día ha sido suficientemente largo.
Mi cuerpo se tensó al escucharlo y su mirada se volvió oscura cuando me miró a los ojos y deslizó su mirada por todo mi cuerpo, quise suspirar porque sabía que era lo mínimo que podía hacer. Un escalofrío recorrió mi espalda cuando su aroma me envolvió sutilmente mientras lo veía, su lobo me estaba marcando y mi corazón se estrujó.
«Por supuesto. Si hubieses querido, me hubieses aceptado y elegido desde un principio».
Agustín leyó lo que escribí en la libreta y su mirada se encontró con la mía, tomé la libreta para arrancar la página y guardarla en mi bolsillo, tratando de no dejar evidencia. La deslice dentro pero antes de que yo pudiera reaccionar, su mano tomó la mía y tiro de mi cuerpo contra el suyo, sus ojos se encontraron con los míos y su aliento chocó contra el mío, observándolo inclinarse para rozar nuestros labios y sentir como mi corazón se aceleraba.
El aroma a whisky golpeó mi nariz.
—No empecemos con ese juego, Santi —mi piel se erizo al escuchar su voz ronca, su mano sujeto mi cintura y me atrapo contra su cuerpo, podía jurar que si se acercaba un poco más, escucharía mis latidos acelerados y era lo que menos quería—. Vos sabes que yo sigo siendo tu dueño...
Me solté de golpe de su agarre y lo mire, mis ojos cambiaron a llenarse de enojo y rabia al escucharlo.
Tomé la libreta entre mis manos y rápidamente escribí lo que deseaba poder decirle.
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Un corazón en silencio (LIBRO #4)
FanfictionAU OMEGAVERSE Un playboy que no tiene más intenciones de retirarse de su mundo y seguir haciendo de las suyas, y un loco empedernido por lo romántico y fiel creyente del amor, podrían volverse un caos. Y Santiago y Agustín, no eran para nada la exc...