Tres

256 22 5
                                    

Cuando sonó el timbre de la escuela el montón de padres en la puerta del jardín de niños alzaron sus teléfonos para grabar el momento exacto en que sus hijos emergían de entre las puertas, ansiosos por saber cómo había ido su día y, probablemente, compartirlo en sus redes sociales.

-¿Sabrán lo peligroso que es exponer tanto a los niños?

Jamie negó despacio, estaban unos pasos detrás de la multitud para poder ver mejor hacia la puerta, las maestras hacían lo posible por intentar que los padres abrieran paso pero parecía imposible, y eligieron esperar desde lejos para evitar discutir de forma innecesaria con alguien.

-Me encantaría imprimir el reportaje que ayudé a escribir a esa reportera el año pasado, de los peligros de exponer a los menores en redes sociales -sacudió la cabeza cuando una mujer a unos metros de ellos regañaba a su hijo por no querer sonreír para una selfie- para repartirlo como panfletos informativos.

-Son demasiadas letras, difícilmente alguien lo leería.

-Por eso lo siguen haciendo -la gente comenzaba a dispersarse de la entrada y ambos seguían con la vista puesta en la entrada- ¿Dónde está Olivia?

-No la he visto, debe seguir adentro.

-¿Crees que la habrán castigado en su primer día de clases?

Jamie ahogó un grito mientras se acercaba a la puerta, no lo había pensado hasta que Chris lo mencionó pero, maldita sea, seguramente si eso había pasado no le extrañaría. Fue a hablar con la mujer que cuidaba la puerta de entrada que, con una sonrisa amable le indicó que podía pasar a buscar a su hija, caminó decidido hasta la puerta decorada con listones y mariposas que estaba abierta, no vio ningún niño alrededor pero luego asomó su cabeza dentro de la sala con mucha precaución para quedarse sorprendido un instante después con la risa de su hija.

-...pero mañana puedes ayudarme con la elección de canciones ¿Qué dices? 

-¡Sí! Le voy a pedir a mi papá que pueda tlaer mis discos, yo les puedo enseñar las mejodes canciones.

-No es necesario, las pondremos en mi computadora.

Olivia y su profesora estaban de espaldas a él, codo a codo, organizando una repisa de libros, una vez que terminaron las dos se levantaron acudiéndose las manos y riendo de nuevo, vio como la mujer se inclinaba y le acomodaba el cabello que, ahora, llevaba en dos coletas que no tenía esa mañana.

-Muy bien cariño, deberíamos ver si ya han venido por ti.

-No creo, papá nunca es pumtual.

-Podría ser que... oh -ella se había girado, y lo vio ahí en la puerta- Um, Oli.

-¿Qué? -la niña se giró también y puso una enorme sonrisa en su rostro- ¡Viniste pod mi!

-Te estabas demorando demasiado, tuve que venir a echar un vistazo.

-Lamento haberla demorado.

La profesora tenía las mejillas sonrojadas y, sin querer, a Jamie le pareció adorable... se le marcaban un montón de pecas por el puente de la nariz y las mejillas. 

-No pasa nada, pensé que le habría dado problemas.

La mujer soltó una risita que la hizo fruncir la nariz y soltar un resoplido, mientras hacia gestos negativos acercándose a él.

-Para nada, creo que ha demostrado que será una estudiante muy dedicada para la clase -bajó un poco la voz cuando quedó a unos pasos de él- tiene mano firme con sus compañeros, se ha pasado toda la clase convenciendo a los que comenzaban a llorar de que no perdieran el tiempo con eso y poner atención a la clase.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Mar 03, 2024 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Todos mis colores || RelatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora